¿Qué sucede cuando una lagartija entra a nuestra casa? Llegó el momento de descubrirlo
Entre los muchos reptiles presentes en el mundo, uno de los más comunes y conocidos ciertamente es la lagartija. Simpático y ágil animalito, lo vemos a menudo en el exterior durante las noches de verano en búsqueda de insectos para comer, deambulando alrededor de las luces en las terrazas y jardines. Pero también sabemos que, con sus habilidades, se camuflan fácilmente en nuestras casas, sin contar que en los últimos años son muchos los que incluso los han elegido como mascotas.
La pregunta entonces surge espontáneamente: ¿está bien o no que estas criaturas estén en nuestro hogar y muy cercanas a nosotros los humanos? Llegó el momento de descubrirlo.
Las lagartijas son muy comunes sobre todo en algunas zonas geográficas. Muchas personas las asocian con pequeños amuletos de la suerte, por lo cual, si los encontramos cerca, son casi encantadoras protecciones contra la mala suerte. Pero estos son tan solo pensamientos supersticiosos. En realidad, la presencia de las lagartijas, especialmente en nuestras casas, tiene implicaciones tanto positivas como negativas.
Tener una, ya sea si entró por casualidad dentro de nuestra casa como elegida como mascota del hogar, es muy positivo. Importantes para el equilibrio del ecosistema, estos reptiles son muy útiles porque logran gestionar, de forma completamente natural, la proliferación de insectos molestos como mosquitos, moscas o arañas. Tenerlas en nuestro hogar, por lo tanto, quiere decir liberarse sin el uso de insecticidas de los insectos que tanto nos molestan, colaborando a mantener desde este punto de vista la casa limpia.
Por otro lado, su presencia podría también ocasionar alguna molestia. En primer lugar, las proteíanas presentes dentro de la saliva y en la piel de las lagartijas podrían ser molestas para algunos y si nos ponemos en contacto con ellas, puede causar ligeras irritaciones. Y además, como todos los seres vivos, también estos simpáticos acróbatas producen excrementos, difíciles de quitar, sobre todo si se acumulan junto a las puertas y ventanas.
Sin embargo, a pesar de todo, no hay que olvidarse que jamás deben ser ahuyentadas bruscamente, sino que, si no son deseados, "acompañarlos" hacia el exterior de nuestras casas. Son muy importantes para el equilibrio de nuestro ecosistema, por este motivo no se deben tratar mal. Tengamos en cuenta también que son totalmente inofensivas y no representan ningún peligro para el hombre.
Y además, no nos olvidemos, podrían siempre traernos suerte ¿no?. ¿Les gustan?
