Las alcachofas de Jerusalem: el tuberculo que pocos conocen pero que todos debemos comer
El tuberculo lo hemos conocido como un primo de la papa y en efecto tiene diferentes aspectos que condividen con el tuberculo por antonomasia. Queriendo buscar las diferencias, seguramente se encuentran en la sustancia nutricional contenida: las alcachofas tiene mayor inulina a expensas del almidón, lo que aumenta la cantidad total de fibras.
Aunque se pueden encontrar fácilmente en los puestos de frutas y verduras, no todo el mundo conoce este tubérculo suficiente, al menos no tanto como merecen. Vamos a ver todo lo que tiene que ofrecer a nuestro cuerpo!
Comenzamos por el intestino: la inulina contenida de las alcachofas de Jerusalen favorece el crecimiendo de las famosas bifidobacterias, bacterias naturalmente presentes en el intestino humano, esenciales en cuanto ayudan a combatir infecciones bacterias nocivas y a prevenir el estreñimiento. Refuerzan en verdad el sistema inmunitario.
Las alcachofas son tambien curativas para el estomago por el contenido de vitamina B: la vitamina B desarrolla funciones muy importantes en el organismo, pero a menudo resulta ser carente en la poblacion. Es fundamental para el funcionamiento correcto del sistema nervioso y de los musculos: 100 gr de alcachofas dan muy bien el 13% de la cantidad diaria recomendada. Muy interesante es el estudio realizado de un grupo de investigadores que afirma de haber encontrado un modo de hacer retroceder la enfermedad del Parkinson a traves de la suministracion de vitamina B1.
Consumir la alcachoa significa introducir en el organismo una consistente cantidad de esta vitamina, necesaria tambien para la produccion de acido cloridrico. Sepan que la quemazon del estomago y el reflujo son sintomas de arencia de acido cloridrico.
Si está llevando a cabo una dieta de pérdida de peso, es aconsejable integrar alimentos como la alcachofa de Jerusalén: la razón se encuentra en su índice glucémico.
En pocas palabras, el índice glucémico representa la velocidad a la que se introducen en los niveles de azúcar en la sangre de un alimento. Los enfermos de diabetes deben preferir los alimentos que tienen este valor bajo y la alcachofa de Jerusalén es uno de ellos. Sólo piensa que las patatas hervidas pueden llegar a tener un valor glucémico incluso más de 100, mientras que la alcachofa de Jerusalén para a 50.
Los que están en la dieta también necesita conocer el índice glucémico de lo que come: de hecho, un aumento en el azúcar en la sangre siempre es seguido por un bajo nivel de azúcar que se produce con el "agujero en el estómago" clásico y un fuerte olor de hambre.
Los aspectos positivos de la alcachofa no se detienen ahí: hay que recordar que proporciona más potasio que puede hacer un plátano. ¿Quién tiene un nivel insatisfactorio de colesterol debe comer las alcachofas de Jerusalén, ya que ayuda a normalizar los niveles sanguíneos.
Una vez conocido todas las ventajas de la alcachofa de Jerusalén, surge la pregunta: cómo cocinarlos?
Veamos primero los preparativos que implican como cocinarlas: la cáscara es comestible, pero debe estar libre de exceso de tierra, por esto mejor, eliminarla con un pelador de verduras. Después de la limpieza se puede cortar en rodajas finas y se fríen en aceite vegetal para preparar unas sabrosas patatas fritas, o ser hervido y condimentado con romero y aceite de oliva virgen extra, al igual que las patatas.
Si desea probarlo en crudo , aconsejamos de cortarlo en tiras finas y añadir a las ensaladas y frutas secas, o comer en "caída". Para probar las alcachofas de Jerusalén ralladas acompañados de una mayonesa casera, o marinado en aceite de oliva, sal y pimienta.
Ahora ya no tienes excusa para no tratar de llevar en su cocina este tubérculo nutritivo: Os dejamos con un video para tener más ideas sobre cómo cocinar!