Las 15 reglas de oro del metodo montesoriano que no deberian nunca ser olvidadas
En el centro de la teoria educativa de Maria Montessori esta la libertad del niño: antes de ella, pero para ciertos versos inclusive luego de ella, los niños eran considerados los contenedores vacios que debian ser llenados desde el exterior, en particular de los adultos. Venian concebidos como pequeños adultos, y asi venian educados. El metodo montesoriano en vez, deja al niño todo el espacio necesario hasta que pueda exprimir su personalidad y aprender de manera autonoma. Poner tambien "los palos" a los padres que en ningn modo deben interferir con este proceso de crecimiento: aqui las 15 reglas de oro que cada padre deberia tener en mente.
15 reglas de oro del metodo montesoriano que cada padre deberia tener en cuenta
Eduque con el ejemplo: las reglas no tienen valor si no van acompañadas de los hechos.
Critique a sus hijos solo cuando es realmente necesario, pero nunca lo haga en público: se convertirán en adultos frustrados y siempre listos para emitir juicios negativos.
Felicítelos cuando hacen algo positivo: se sentirán satisfechos y aprenderán el valor de las cosas.
Trate de no enojarse con ellos: si crecen en un ambiente torpe, siempre intentarán pelear.
Nunca los ridiculices, dañarás su autoestima más de lo que imaginas
Ten confianza en sus habilidades: de esta forma desarrollarán un sentido de responsabilidad y cultivarán su autoestima.
No los subestimes, se convertirán en adultos inseguros e incapaces de raccionar.
Tómese su tiempo para escuchar sus pensamientos y opiniones.
Dales todo el amor que puedas: solo al creceiendo en amor encontrarán amor en el mundo.
Nunca hables mal de ellos: cuando piensas que no te están escuchando, en realidad lo están haciendo.
Dé a los niños la oportunidad de expresar sus habilidades sociales y emocionales: el padre tiene el deber de prestar atención a esto.
No los ignores: confiando en que los escucharás, les enseñaran a esperar su turno.
Los niños tienen el derecho de equivocarse sin ser condenados por ello.
Dejenlos hacer cosas solos. No sientan el deber de intervenir siempr e igualmente, tambien se cometeran equivocaciones.
Dirigirse a ellos siempre con respeto y gentilea: aprenderan a hacer lo mismo con los otros.
