Un niño combate hasta lo ultimo de su enfermedad para poder conocer a su hermanita
El pequeño Bailey Cooper tenia apenas 9 años cuando los medicos le diagnosticaron los linfomas no Hodgkin, un tumor maligno que se origina de los linfocitos. Como es comprensible, la notica moviliza mucho a su familia y todos se estrecharon al pequeño guerrero cuando comeno el duro recorrido de los tratamientos. La terapia parecion funcionar: luego de algunos meses el mal estaba en remisión, y todos suspiraron aliviados. Sin embargo, el destino del niño tenía otros programas.
Luego de algunos meses, Bailey comenzo de nuevo a estar mal. El tumor, segun dijeron los medicos, habia vuelto en una forma mas agresiva. De nuevo el niño hace el recorrido de las terapias y esta vez los medicos desvastados advirtieron que no estaban seguros que Bailey hubiese logrado a sobrevivir.
Podemos soo imaginar el estado de desesperacion en la cual los medicos y el hermanito Riley se encontraban: aquella joven criatura, que en condiciones normales habria tenido toda la vida delante, estaba destinado a saludarlos mucho tiempo antes. Pero en el desconforto general, Bailey encontro un objetivo al cual aferrarse.
No obstante no hubiese esperanzas de sobrevivir, Bailey tenia la intencion de conocer a su hermanita, que habria venido al mundo a partir de alli en poco tiempo. En realidad, el tiempo que los medicos habian previsto que para èl no bastaba a cubrir el periodo de la gestacion: la bebe habria nacido despues de un par de meses, mientras el cancer ya irrefrenable le quedaba solo alguna semana de vida. De hecho, milagrosamente, el pequeño logro a vivir lo suficiente para conocerla.
Fue Bailey a elegir su nombre, Millie y en el poco tiempo que transcurrireron juntos no separo sus ojos de encima. La acuno, le canto canciones y ayudo a la mma a cambiarla, era de verdad cuestion de dias.
Durante uno de los ultimos momentos que Bailey paso con la hermanita en brazos, dice una cosa que hace doler el corazon de la mama: "Quisiera quedarme, pero se que me debo ir...para convertirme en su angel custodio".
Luego de algunos dias el niño pierde conciencia y fue llevado al hospital. Los padres transcurrieron horas angustiantes e interminables para confortarlo y acompañarlo en su ultimo viaje. Se pusieron a leer historias en voz alta, escucharon juntos su musica preferida, lo acariciaban infinitas veces. Cuando el momento llego, ellos estaban alli, a susurrarle en el oido que lo habrian amado para siempre.
No obstante estaban aliviados de saber que Bailey habia dejado de sufrir, los padres salieron desvastados y sienten todavia en modo atroz la ausencia de su pequeño angel. Pero buscan de no abandonarse demasiado tiempo en el desaliento, por expreso pedido del niño. De hecho durante una conversacion en el ultimo periodo transcurrido en casa, Bailey habia dicho a la mama: "Deberas llorar por mi solo 20 minutos. Debes ocuparte de Riley y Millie!".
Ahora que la hermanita ha crecido, los padres le hablan a menudo de su generoso hermanito: un angel que se fue demasiado temprano, pero que de seguro en cada momento, en cualquier lugar que se encuentre ahora, cuida de ella.