Las heridas en el corazon de los hijos causadas desde una madre ausente
La mama es aquel ser unico y fundamental que - en el bien y en el mal - sera un punto de referencia imprescindible en el curso de toda nuestra vida; pero - mas bien comprensible - es en la primera infancia que su presencia resulta indispensable para el desarrollo afectivo y cognitivo del niño.
A tal punto que instintivamente tambien el miedo mas grande de los niños es de ser dejados sin la mama; cosa que inevitablemente sucede - para el trabajo o demas - provocando crisis de llanto imparable.
Incluso las ausencias prolungadas pueden en vez provocar graves heridas emocionales, especialmente en los primeros seis años de vida del niño.
Una madre ausente puede ser de hecho tambien la causa profunda de problemas del sueño y de la comida: estos trastornos pueden convertirse mas o menos concientemente tambien en un modo para oponerse a una parecida falta. Ademas, ausencias frecuentes o prolongadas pueden inducir tambien a fuertes estados de ansia en los hijos: tienen miedo cuando la mama se va, incluso cuando regresa, porque no saben cuando los dejara nuevamente solos. Algunas madres, ademas, usan este miedo para controlar a los propios hijos, amenazandolos de abandonarlos si no obedecen.
El niño que tiene una madre ausente desarrolla una tipica secuencia de comportamientos hechos de protesta- desesperacion-distanciamiento, que manda en tilt las propias emociones y a las cuales a veces terminan por agregarse un profundo odio por el hecho de estar obligados a vivir una situacion similar.
El niñ puede convertirse en un adulto distante, enojado y triste; sobre todo aprende que deve arreglarsela solo y esto lo lleva a asumir mascaras- obediente, maton, etc- una actitud que continuara a tener de adulto y que ademas no es que un odo de reaccion al abandono.
En general los hijos de madres ausentes perderan la confianza en los demas y con ello, la esperanza de ser amados. Por lo tanto desde adultos podran ir a la busqueda de uniones de dependencia absoluta- destinados mas bien al fracaso, si no se afrontan los problemas profundos de la infancia- o ser en vez obstinados incapaces de fiarse de los demas.