Aprende a no lamentarte y agradece por aquello que tienes: solo entonces podras decir de haber logrado la madurez

por Patricia Zorzenon

04 Enero 2019

Aprende a no lamentarte y agradece por aquello que tienes: solo entonces podras decir de haber logrado la madurez
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Aprender a estar callados, a no lamentarse y a agradecer siempre por aquello que hemos obtenido o recibido. Solo asi se puede llegar a aquello que viene definida la madurez espiritual. Se es maduro espiritualmente cuando se acepta de equivocarse, se aprende a disculparse y a no jugar con aquello que es importante, cuando nos damos cuenta que alguien tiene necesidad de ayuda y se corre en su ayuda. Se es maduro espiritualmente tambien cuando no se instiga a otros a la venganza, cuando se busca la mejor manera de curarse de las heridas sin desear hacerlas.

La madurez espiritual nos permite ser más selectivos, entendiendo que hay pocas personas con las que podemos contar y nos hace buenos amigos, empáticos sin querer nada a cambio.

Alex Blăjan/Unsplash

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Ser maduros espiritualmente significa tambien no juzgar mas por las apariencias, no medir nunca el dolor de los demas segun la propia escala, no interferir en las elecciones de los demas, sino respetarlas.

La madurez espiritual es aquel estatus que nos permite de probar placer en estar solos para zambullirse en un momento de profunda paz y de conexion con la propia alma.

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Pero como se llega a la madurez espiritual?

Pero como se llega a la madurez espiritual?

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Luego de un recorrido cansador, luego de altos y bajos y obstaculos superados con las propias fuerzas. La madurez espiritual se logra cuando se aprende a amarse a si mismo, a reconocer los propios limites sin odiarlos, cuando los inutiles sentidos de culpa caen, cuando se perdonan los propios errores y se emplean las propias energias en el esfuerzo de remediar, cuando se comienza a rogar no solo por si mismo, sino sobre todo por los demas.

Ser maduros espiritualmente nos llevara a alejarnos de las personas negativas, a no creer mas en las falsas promesas, a no envidiar mas al projimo, sino solo a desear de mejorarnos, agradeciendo por el inmenso don que es la vida.

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