Nuestro pasado debería ser un trampolín desde el cual despegar vuelo, no un diván sobre el cual reclinarse
Mirar atras o vivir constantemente recordando aquello que ha sucedido sin haber hecho tesoro de nuestras experiencias nos vincula a arrepentimientos, remordimientos o criticas sin permitirnos ir adelante.
Quizas alguno nos ha herido mucho o hemos quedado muy desilusionados, quizas las circunstancias no han ido como nos esperabamos. A veces una palabra no dicha un error que no aceptamos o un comportamiento que no nos esperamos pueden construirnos cadenas, hacernos sentir prisioneros de nuestras mismas circunstancias. El pasado puede tambien generar grandes sufrimientos cada vez que lo recordamos.
Hay personas que tienen sus vidas atrapadas en un momento, que puede ser de suceso o de sufrimiento, y viven como si aquel momento no hubiera jamas terminado. Al actuar contaminan su presente con él.
Vivir pensando aquello que ha sucedido no nos ayuda a ir adelante en la vida, mas bien nos lleva a aquel momento, infectandonos de aquellas sensaciones probadas, permitiendo a estas ultimas de rascarse todavia dentro, en el presente, impidiendonos asi de vivir a pleno los momentos presentes y futuros. No podemos depender de los recuerdos, ya sea que ellos fueran positivos que negativos. Permanecer anclados en nuestro pasado impide nuestro crecimiento y las posibilidades que podemos tener de cambiar, de mejorar nuestra existencia.
El pasado, en el bien y el mal, ya ha tenido su momento. Es verdad que nuestras experiencias anteriores marcan nuestro presente y nuestro futuro, esto de seguro no podemos ignorarlo. Incluso, todo depende de la relacion que instauramos con nuestro pasado, que no puede vincularse a ello, haciendonos vivir como en una trampa, pero debe mas bien ayudarnos, como un trampolin, para salir adelante, haciendo tesoro de las experiencias vividas para no cometer mas ciertos errores, mejorando asi nuestra vida.
