Todos saben hacer del mal, pero pocos son capaces de pedir perdón
Todos cometemos errores: este es el punto de partida de nuestro crecimiento interior, el instrumento que nos permite de mejorar. Saber pedir perdón es la cualidad de pocos que todos deberian poner en practica; admitir de haberse equivocado es indicio de madurez.
Delante a nuestros errores se necesita hacer introspección, apartar el "ego" prepotente que nos domina, comprender de haberse equivocado y percibir las emociones de las personas que hemos herido.
En lo cotidiano utilizamos a menudo la palabra "perdón" como costumbre de gestos y discursos, incluso pocos están prontos a admitir a si mismos y con el prójimo de haberse equivocado pidiendo disculpas por las propias acciones. Esta admisión es luego tan dificil?
Algunos errores han permitido al hombre de crecer y explorar nuevos horizontes, pero cuando estos causan dolor a los demas, delante a posiciones obstinadas de negacion, llevan a la regresion.
Vivimos en una sociedad que por su naturaleza se disculpa poco y entonces estamos llevados a sortear el problema recurriendo a expedientes "virtuales" como las redes sociales y mensajes, perdiendo de a poco el coraje de mirar a los ojos a quien hemos herido.
Desde pequeños nos viene enseñado que cometer errores es equivocado, el sistema escolar acentua este mensaje castigando los fracasos. Es normal que luego somos entonces llevados a enmascarar nuestros errores ya en tierna edad. Se desencadena asi aquel mecanismo que nos lleva a la negacion del error y de la falta de pedido de perdon.
Saber cómo pedir perdón es una oportunidad de crecimiento y mejoramiento que corremos el riesgo de perder. El verdadero perdón sana al alma y es un síntoma de fortaleza. Debemos tener la capacidad de socavar esas reglas y creencias que nos llevan a asociarlo con la debilidad.
Incluso si arriesgas un rechazo, tienes que mirar al otro a los ojos y explicar bien las razones que nos han llevado al error y con humildad pedir disculpas. ¿Podemos hacerlo?