Ser empaticos es un don maravilloso, pero tiene un costo enorme a nivel emocional

por Patricia Zorzenon

19 Enero 2019

Ser empaticos es un don maravilloso, pero tiene un costo enorme a nivel emocional
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La empatia es un don importantisimo, que hace especial a quien la posee naturalmente - si bien se puede desarrollar: de hecho, amplifica los sentidos, permitiendo de entrar en relaciones intimas con el mundo que lo rodea, intuir la realidad de situaciones y sentimientos y construir relaciones autenticas con el projimo.

No obstante la preciosidad de este don, ello hace que probablemente es mas generoso, atento y altruista, pero no mas feliz; porque, a veces, sentir las emociones de los demas puede ser un peso insostenible.

via science-ofthe-soul.com

pixabay

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Las personas empaticas son generalmente apreciadas por los demas, porque representan un puerto seguro, de escuchar y comprender: por lo tanto la gente se siente llevada naturalmente a abrirse con ellas. En este modo, un rio de emociones, intensas y de signo ya sea positivo que negativo, se vierte sobre la persona empatica, que debe ser fuerte y equilibrada para mantener y no tener una crisis emocional.

De hecho, "sentir" las emociones de los otros significa probarlas como si fueran propias; o sea se agrega luego la profunda comprension de las situaciones que tal capacidad lleva consigo: el resultado es que a menudo las personas empaticas tienden a ser melancolicas y tristes. Por cuanto pueda ser optimista y encontrar fuerza en ser altruista y generoso, el mal y el sufrimiento que estan alrededor a èl le absorven las energias.

Además, es precisamente su carácter abierto y magnánimo lo que puede hacer que incurran en personas interesadas en explotarlos, en recibir sin jamas dar nada.

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 Mark Alexandrovich/unsplash

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Otra consecuencia de su generosidad es el hecho de dedicarse a los demas, poniendo a si mismo en segundo plano, al punto de sentirse perdido cada vez, e ir a la busqueda de si mismo.

Este martillar incesante del mundo externo sobre la persona empatica la lleva a construirse por lo tanto una barrera defensiva: no para esconderse detrás de él, sino para proteger una pequeña parte íntima de uno mismo de las necesidades de los demás y de su tendencia a darse.

Para quedar en equilibrio y no ceder a su lado oscuro, el empatico desde una parte debe por lo tanto buscar de distinguir a las personas que se intentan de aprovechar de èl; y de la otra aprender a bajar aquel muro de defensa, aprendiendo a expresar los propios sentimientos y a pedir esa ayuda cuando es necesario.

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