A guiar las elecciones en la vida deben ser los valores, no los objetivos
Si la vida es un viaje, a veces tenemos la sensación de viajar según las indicaciones de los demás. Tomamos decisiones dictadas de las exigencias de las personas que nos rodean y tomamos caminos que van en dirección contraria a nuestros valores y que no son cocidas sobre nuestra piel. En consecuencia no somos concientes de vivir una vida que no es nuestra.
No se debería vivir para objetivos sino según los valores. Porque los valores son permanentes y marcan el camino que tomamos en la vida.
Ha sido visto que las personas en punto de muerte tienen 5 arrepentimientos comunes:
- El arrepentimiento de no haber vivido una vida en sintonia con uno mismo sino segun aquella que los otros querian.
- El arrepentimiento de haber dedicado demasiado tiempo al trabajo y poco a los afectos y a la familia.
- El arrepentimiento de no haber expresado los propios sentimientos en el momento justo.
- El arrepentimiento de haber descuidado de los amigos.
- El arrepentimiento de no haber sido lo suficientemente feliz.
Las personas, entonces, se arrepienten de haber desperdiciado su vida, descuidadndo los seres queridos sin haber expresado los reales sentimientos, sin haber reservado suficiente tiempo a aquello que cuenta de verdad para cada uno de nosotros.
Pero inviertir la rueda se puede
Se trata de encontrar nuestros valores y establecer metas a corto y largo plazo que den sentido a la vida que queremos vivir. El primer paso es identificar los valores, los objetivos que seguirán no son más que las consecuencias de ellos. Si fijamos los valores de los que estamos orgullosos, no habrá opciones de las que podamos arrepentirnos en el futuro. Vivir de manera consistente con respecto a los valores requiere compromiso, pero al final da sus frutos con la satisfacción de haber vivido una vida exactamente como la quería.
La felicidad es una eleccion: se necesita superar el miedo del cambio y dejar ir actitudes que producen insatisfacciones. El tiempo que transcurimos haciendo creer a los demas que somos felices puede ser utilizado para ser de verdad feliz.
