El Principito y las semillas de baobab: la estupenda reflexión que todos tenemos que tener en mente
No obstante haya superado el medio siglo de edad, "El Principito" de Antoine de Saint-Exupéry continua en hacer soñar interés en generaciones de jóvenes, empujandolos a mirarse dentro y reflexionar sobre el sentido de la vida.
El viaje alegórico del Principito comienza por proteger a su amada rosa de las semillas de baobab que, invadiendo su planeta, amenazan la supervivencia.
En realidad, estas semillas "malas" pueden radicarse en pequeños "mundos" privados de cada uno de nosotros: son el miedo, la inseguridad, la desilusión, la rabia. Si los dejamos crecer sin ser molestados ellos pueden convertirse en "baobab" gigantes, problemas insoportables que destruyeran todo nuestro mundo.
Antoine de Saint-Exupéry/wikimedia
Extirpar esta mala semilla antes de que se arraigue en nuestros corazones, es un trabajo agotador, y también lo es para el Principito. En la historia, él está buscando una oveja, que puede comer los arbustos, para resolver el problema de los baobabs sin esfuerzo. Desafortunadamente, el piloto le informa que un baobab no es un arbusto, sino un árbol, tan grande como una iglesia, tan enorme que ni siquiera un grupo de elefantes puestos uno encima del otro podrían comerlo.
La unica estrategia posible, entonces, es impedir que las semillas crezcan, se vuelvan gigantes: solo interviniendo al comienzo, cuando son todavia pequeñas semillas, es posible evitar el riesgo que destruyan todo el planeta.
Antoine de Saint-Exupéry /wikimedia
Al mismo modo, las "semilas malas" que se infiltran en nuestros corazones tienen un enorme potencial destructivo para nuestra persona: si dejas crecer, pueden finalmente, hacernos capaces de cometer las peores acciones, haciéndonos violentos, agresivos y autodestructivos.
En realidad, aquellas semillas de baobab han siempre estado en nuestros corazones: depende de nosotros si crecen o no, porque los alimentamos o los eliminamos con nuestros comportamientos, nuestros pensamientos. Cada dia tenemos el deber de hacer "limpieza" en nuestro corazon, sacando todos aquellos sentimientos negativos y decidiendo en vez de nutrir aquellos positivos, como la amistad, el amor, el altruismo- la rosa del Principito.
Ademas, este trabajo cartujo de "jardinería" lleva a desarrollar el equilibrio, la sabiduría y un sentido de disciplina; todas las cualidades que contribuirán a hacer que nuestros corazones y nuestras vidas florezcan con rosas.