Enamórate de alguno que logra tocar tu alma, incluso antes de tu cuerpo
En el mundo existen ejemplares extraordinarios de seres humanos, individuos que saben darnos serenidad y junto a los cuales sentimos de estar en casa. Muchos podran decir de estar presentes para nosotros, pero solo aquellos que logramos de verdad a tocarnos con el alma podran ser nuestros verdaderos compañeros de viaje. Cuantas personas encontramos a lo largo de camino? Tantisimas, de algunas no recordaremos ni siquiera nombres y rostros, otras en vez, aquellas que sabran tocar las cuerda de nuestro corazon, no las olvidaremos nunca mas.
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Este tipo de personas logra a nutrir nuestros sentimientos y nuestras emociones, haciendonos desear tenerlas junto a nosotros el tiempo mas largo posible. A menudo son las primeras en arruinar todo aquello porque somos presas de demonios interiores que no hemos jamas afrontado, de conflictos que no hemos jamas resuelto. En vez de mentir, escapar y escondernos es propio entonces que debemos abrirnos y mostrar nuestras heridas todavia abiertas. Quien nos ama sinceramente sabra mirarlas sin miedo y nos ayudara a hacerlas sanar.
Nuestras acciones a veces no reflejan nuestras intenciones, terminamos asi con sufrir a regañadientes las consecuencias, alejandonos siempre mas de quien o cosa queremos de verdad ser. Cuantas veces nos ha ocurrido de deir a alguien o repetir a nosotros mismos las palabras "no queria"? Por esto debemos reflexionar bien antes de decir o hacer alguna cosa de la cual podremos arrepentirnos. Los efectos se ven en nuestro ambiente, en la vida cotidiana, pero en vez de reaccionar y cambiar las cosas, nos quedamos quietos a mirar caer el mundo nuestro.
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No es posible y no es justo retener a alguien que quiera irse, pero debemos aprender a buscar la verdadera razón de aquel adiós, incluso a "mirarnos el espejo". A veces nosotros mismos creamos las condiciones para una ruptura, haciendo prevalecer nuestro orgullo en lugar de nuestro amor. Admitir los propios errores, las limitaciones y los defectos es el primer paso para cambiar, sin jamas pisotear la propia dignidad. Debemos aprender a reconocer el valor de nuestros lazos y comprender la diferencia entre aquellos que solo pueden tocar el cuerpo y aquellos que llegan a nuestra alma.
