El amor por los hijos cuando son pequeños es el más puro y sincero que exista
Cualquiera que haya experimentado la experiencia de la maternidad o de la paternidad conoce aquel género de afecto que se prueba cuando los propios hijos son todavía pequeños. Para quien no es todavía padre podría ser difícil comprender, pero el dia que lo sea, sentirá de lograr un nivel de amor que hasta aquel momento le era desconocido.
Surgen grandes responsabilidades, seguro, pero también el don más grande, aquel de poder ver nuevamente el mundo a través de los ojos de los propios niños.
via bebesymas.com
Cuando se convierte en madre o padre, se olvida casi como era la vida antes, no se logra mas a concebir que cosa quiere decir no ser padre. En sustancia no se es mas aquel de antes, pero ni siquiera se desea volver a serlo. Desde padres se aprende que cosa quiere decir amar con cada fibra del propio ser, poniendo apartes a si mismo y estando dispuestos a dar todo por la felicidad de un hijo. Quien no estuvo y ahora es parte de nosotros, y lo será por el resto de nuestros días.
Como ha hecho un ser asi pequeño a ocupar asi pronto un espacio asi grande dentro de nosotros? La respuesta a esta pregunta se disuelve y pierde importancia cuando te cruzas con la mirada de un niño cuando aún es muy pequeño. Sus ojos nos hacen entender que somos todos su mundo, en aquellos ojos, en esos pequeños abrazos y besos hay un amor puro, inocente e incondicional. Para ellos somos invencibles, inmortales, somos el lugar donde refugiarse cuando tienen miedo, el calor cuando tienen frío, la comodidad cuando están tristes y sus primeros compañeros de juego.
Esto no quiere decir que sea todo facil, que las plantas, los caprichos, el cansancio, los sacrificios y las noches de insomnio no sean pesados. A veces ocurre que el cansancio nos hace desear que los hijos crezcan rápido, pero es importante disfrutarlos cuando son pequeños, porque seran niños una sola vez. Creciendo el amor no termina o disminuye, simplemente se transforma. El amor no fue a ninguna parte, esta todavia alli, menos dependiente quizas, mas maduro y conciente, pero siempre fuerte, grande y sincero.
Es magnifico ver a los propios niños convertidos en adultos, tambien si cada tanto vendra de preguntarse "cuando se han convertido asi de grandes?". Aquellos largos años de papillas, llantos y pañales, pero tambien de risas, de mimos y complicidad, volaran en un momento.
No se ahorren jamas sus abrazos, besos y mimos, proque el amor de aquel extraordinario periodo de la vida sera para siempre una cosa de unico e irrepetible.