Basta con las palabras; se necesita pasar a los hechos para demostrar de verdad aquello que se es
Cuando un amigo, la pareja o un pariente nos desilusiona y nos hiere, en nuestra mente se crea un antes y un después. El sentirse heridos y desilusionados es siempre un feo golpe que modifica la naturaleza de la relación. De frente a las palabras y a las justificaciones de la persona que nos ha engañado, a menudo, nos sentimos burlados porque se tiene la sensación que está simplemente escondiendo detrás de bellas palabras un comportamiento equivocado, que podía evitar.
Lamentablemente, la mayor parte de las personas es incoherente y se fia más a las palabras que a los hechos: prometen cosas que saben de no poder realizar y tener fe, dicen cosas que parecen las mas oportunas en el momento sin pensar demasiado a las reales intenciones.
En vez, deberiamos decir solo aquello de la cual estamos seguros, prometer cosas solo si tenemos los justos medios y la capacidad para poderlas realizar. Las palabras que salen de nuestra boca deberian reflejar aquello que viene de nuestra alma, pero no siempre es así.
No son las palabras a definirnos como personas. Quizás fuese así, sería todo mucho mas fácil. Son los comportamientos a caracterizarse. No basta decir: "Mañana llegaré al trabajo en horario" en hacernos una persona puntual, sino la repetición efectiva lograda de buen propósito.
En las relaciones afectivas las cosas se complican posteriormente, porque no solo hay blanco y negro, sino también muchos tonos de gris. Entonces es necesario encontrar un punto de equilibrio entre palabras y hechos. Debemos esforzarnos por ser lo más coherentes posible, para hacer coincidir las palabras con los hechos que seguirán. A veces las personas tienen la firme convicción de que pueden cumplir una promesa, pero luego intervienen otros factores que van más allá de su propio control y voluntad. Aquí entonces decimos: "Lo intenté, pero fue así". Bien, este intento sigue siendo un buen equilibrio.
Pongámonos en los paños de la persona a la cual vienen hechas promesas puntualmente desatendidas. Esta persona prueba un sentimiento de desilusión, desaliento y de resignación. La confianza en la otra persona comienza a vacilar. Para evitar aquello que debemos despojarnos de todas las espectativas que nutrimos frente a los demas. Y debemos tambien pensar que no esta dicho que los otros se comporten como nos hubieramos comportado nosotros. No esperemos nada.
El error es humano, somos nosotros a gestionar diferente las emociones de frente a las desiluciones. Los demas continuaran a equivocarse, nosotros continuaremos a equivocarnos y el modo mejor para protegernos es demoler las espectativas y las falsas creencias que hemos construido sobre personas que nos rodean.
De frente a promesas no mantenidas, busquen de evaluar objetivamente la situacion de vez en vez en modo de no quedar puntualmente desilusionados.