A mi suegra: gracias por haber crecido el maravilloso hombre de la cual me he enamorado
Se dice que un hombre busca como compañera de su vida a una mujer como la madre: aquella que lo ha crecido, protegido y amado sobre cada cosa en el mundo, queda a menudo el punto de referencia imprescindible para evaluar cada potencial compañera.
Que quede claro, la comparación no es nada fácil de vivir y el examen que hay que superar: ¿quién puede igualar la "medida de todas las mujeres"? La respuesta es simple: aquella que ganará el corazón de mamá.
Y si esto requiere tiempo y energía, queridas mujeres, nunca pierdan de vista un punto fundamental: aman al mismo hombre.
via naranxadul.com
No solo: se necesita recordar que sin la suegra aquel hombre que tanto amamos no estaria junto a nosotros, hoy, y no sería la persona que es. Esto deberia ser un motivo valido para estarle agradecida, porque su educación ha hecho de aquel joven el hombre de nuestra vida: los principios que lo guían en sus acciones, su carácter, todo aquello por la cual nos hemos enamorado y lo hemos elegido, han sido el fruto de un largo trabajo - duro como solo nosotras las mujeres podemos comprender.
La capacidad de amar y ser afectuoso, el respeto que nuestro hombre demuestra hacia nosotros no son cualidades natas, sino derivan de un ejemplo preciso y sobre todo del hecho de haber recibido - intercambiado - el mismo amor durante su crecimiento. Si así no fuese, no podria mostrar sus sentimientos, y nosotros no conoceremos jamas aquella alma bella que hemos elegido como compañero.
La ayuda que nos ofrece en los momentos de necesidad, es el reflejo del soporte materno, que no le ha faltado jamas y que - agradecido en manera conciente o menos - nos lo restituye.
Gracias a su madre, a los esfuerzos que ha hecho por toda una vida, no debemos educar nuevamente aquel de su hijo que es hoy nuestro compañero de vida.
Por esto, no obstante las diferencias y pequeños malentendidos; aunque a veces escuchamos decir que "mi madre lo hace de esta manera"; a pesar de ser la mujer con la cual debemos compartir nuestro hombre para siempre; agradezcamos a la suegra por el gran trabajo que ha hecho - y que podrá volver a ser útil con los nietos.