La potente plegaria de San Benedetto para alejarse de las personas malas y envidiosas
Según la leyenda San Benedetto fue a via de Roma para evitar una vida demasiado caótica y pesada de sostener. Se establece en una pequeña ciudad, encontrando refugio en una gruta, rezando y viviendo de eremita. Los pastores de la zona rompieron su aislamiento difundiendo su historia e involucrando siempre mas personas a dirigirse a èl para bendiciones y consejos. En el 529 en el Monasterio de Montecassino fundo la Orden de los Benedictinos.
via lalucedimaria.it
Oh, glorioso padre, San Benedetto! Abad, fervoroso y ejemplar, mi gran protector y aquellos que acuden a ti para mendigar, aparta de mí toda influencia malvada, toda la maldad de los enemigos y liberame de los peligros del alma y del cuerpo.
Intercede por mí delante al Señor para aliviar mis sufrimientos y las graves dificultades que atraviezo.
Separa, condena y rechaza, con la potente interceccion de la Cruz, cada persona malvada y cada maldad que puede ser directa en contra de mi, contra mi familia y mis amigos mas estrechos.
Liberame del destino de herejias, magias, encantamientos y brujerias, aleja de mi cada enemigo, aleja al violento, al mentiroso, al envidioso, al malvado cercano, al egoista y al traidor.
Protejeme de la rabia, del odio, de los celos y del resentimiento, de las habladurias, intrigas y difamaciones.
No dejar que me agredan fisicamente o mentalmente, mantiene lejos a aquellos que quieren hacerme mal en mi vida cotidiana, en el trabajo, en el amor o en casa, salvame desde cada mal y perversidad, especialmente de aquellos que me preocupan:
(En este punto, confíe en San Benito el problema que más le aflige, para pedir la ayuda de Dios)
Te lo pido con confianza en tu amabilidad, a ti que has sido un santo con fervor, que no hayas puesto nada ante Cristo desde que lo encontraste en oración, concédeme tu amable intercesión.
Padre glorioso San Benedetto por tu ilimitado poder sobre poderes nocivos protegeme, aliviame y defiendeme de cada mal, ayudame a fiarme del amor de Dios, nuestro Padre, y llega a la perfeccion de mi vida cristiana, por la salud de mi cuerpo, mente y alma.
