Luego de haber perdido la madre repentinamente, la hija decide de compartir una advertencia útil a todos
Para cada hijo o hija los padres son las raíces, el calor de la familia, los cimientos de la propia casa. Viene el dia en que estas personas así únicas nos dejan, y debemos hacer las cuentas con una ausencia incolmable, con un dolor que en los años se atenuará pero no pasará jamás del todo. Con la memoria buscamos de hacerlos revivir, mezclando felicidad a nostalgia. Erica Allen Peden ha decidido de compartir el conmovedor recuerdo de su madre: aquí su historia.
Era el 23 de abril de 2017, cualquier domingo, estaba en la cama charlando con mi esposo. Me levanté porque quería ir a ver a mi madre que vivía a poca distancia , junto con mi padre y mi hermano. Solía tener la costumbre de salir con mi madre todos los días.
Esto fue lo último que pensé antes de recibir la llamada telefónica que me rompió el corazón. Fue mi hermano quien me dijo llorando que nuestra madre se había sentido mal. Tenía 7 años de experiencia como guardavidas, así que le dije que colgara y llamara al 911 inmediatamente. No podía saberlo, pero mi madre ya estaba muerta, por embolia pulmonar.
El primero en rescatarla fue mi padre, que había tratado de revivirla. Apenas una semana antes habíamos hecho un curso rápido en casa porque mi madre quería estar preparada en caso de que lo necesitara, cuando en realidad se había asegurado de que mi padre pudiera ayudarla.
Recuerdo la voz de mi madre, su mano cálida, su risa, cuando estábamos bailando mientras escuchábamos a los Bee Gees o veíamos una película juntos. Soy la segunda de 4 hijos, tuve que mirar a los ojos a mis 3 hermanos y a mi padre y leer mi propio dolor. Fue el período más difícil de mi vida. Una vez que soñé con ella, la abracé y casi sentí su perfume, y en ese sueño finalmente pude decir "Me encantaba salir contigo todos los días, te amo mamá".
Luego de lo ocurrido Erica ha tomado en mano su vida, ayudando y guiando a su familia en los pequeños y grandes momentos. Se volvió activa en la iglesia y en su comunidad, haciendo nuevas amistades y creando lazos preciosos, usando en practica aquel dolor para convertirse en una mejor persona.
Esta historia nos enseña dar el valor a cada momento que transcurrimos juntos a nuestros seres queridos, a vivir plenamente para nosotros mismos y para los demás. Así cuando llegará el dia en donde deberemos separarnos de ellos, no tendremos remordimientos o arrepentimientos y podremos recordar su voz, sus manos y el calor de sus brazos.
