Una joven que ha perdido el padre ha escrito esta carta. Y de seguro te abrirá los ojos
La pérdida de un padre es un evento a la cual ningún hijo está jamas preparado. A pesar de estar en el orden de las cosas, el no tener más en la propia vida a alguien que haya estado desde siempre, parece irreal e inaceptable. La unión entre padre e hija es una cosa de especial y este mensaje está escrito propio de parte de la joven que lo han perdido, idealmente dirigido a otros como ellos, que tienen la suerte de poder abrazarlo de nuevo.
Te pido disculpas si a veces te parezco desinteresada cuando hablas de tu padre, lo hago solo porqué tus historias me hacen recordar al mío, y cuando pienso que no está más me siento invadir por una inmensa tristeza. Aquello no quiere decir que esto sea un argumento de evitar, mas bien, si me pides de hablarte del mío estaré mas feliz de hacerlo. Pronunciar su nombre y decirte algo de él, para mí es como hacerlo revivir por algún instante, y si me vienen las lagrimas a los ojos, no te preocupes, déjame continuar.
Aprecio cuando buscas de estar cerca mío, solo por favor no busques de comprender mi dolor si no has vivido una pérdida similar.
Basta solo que tu escuches, esto para mí es ya suficiente. Considérate afortunada, mas bien bendecida de poder todavía compartir la vida con tu padre, por esto no darlo jamas por descontado. No buscar escusas, encuentra más que todo el tiempo de verlo lo más posible y disfruta cada momento.
Dile siempre cuanto lo quieres, no importa si les sucede de pelear, tanto luego pasa, llámalo y dícelo. Perdóname si a veces te parezco extraña, ausente, fuere de mí, pero tengo una herida enorme dentro de mi alma, y estoy buscando con fatiga, lentamente de cerrarla.
Si un mañana, lo más lejos posible, también deberías experimentar mi propio dolor, recuerde que siempre estoy allí y que haré todo lo posible para brindarle apoyo y consuelo. Me siento culpable porque a veces estoy celosa de ti, sé que está mal, pero pensar que todavía tienes a tu padre mientras me quitaron el mío me parece muy injusto.
Sin embargo, una parte de mí es feliz a pesar de todo, porque el afecto que te une a ti y a tu padre hace honor a lo que también tenía y me ayuda a metabolizar la pérdida. Un día me acostumbraré a vivir con esta falta, y una sonrisa brillará de nuevo bajo estos ojos tristes.
