No perder tiempo a odiar a quien te hace mal: ignoralo y pasa más allá
Les ha sucedido a todos antes o después de encenderse por una ofensa recibida, o, en general de enojarse por el comportamiento de alguno. A veces nos habriamos lanzado sobre el culpable para responder por las rimas, sobre la onda de nuestro orgullo herido; pero en algun otro momento habremos sido retenidos por alguien que nos susurró "Olvídalo, ignoralo". En el primer caso, indudablemente habremos empeorado la situación y nos habremos enfadado; en el segundo, habremos actuado por lo mejor, al menos según la filosofía budista.
Con una historia muy simple, nos muestra cómo nuestra felicidad a veces depende de ignorar a los demás.
Una vez un hombre se acerco a Budha y, sin decir una palabra, los escupió en la cara. Sus discipulos se enojaron.
Ananda, el discipulo mas cercano, le pregunta a Budha "Dame el permiso de dar a este hombre aquello que merece!".
Budha se secon con calma y responde: "No, yo hablaré con él". Y uniendo las palmas de sus manos en signo de reverencia, le dice al hombre: "Gracias. Con tu gesto me has permitido de ver che la rabia me ha abandonado. Te estoy extremadamente agradecido. Tu gesto también ha demostrado que Ananda y los otros discipulos pueden ser todavía asaltdos de la rabia. Gracias! Te estamos muy agradecidos!"
El hombreno cree a sus oidos, y se conmueve: a la noche, fue sorprendido por un temblor por todo el cuerpo y no logró dormir. El Budha habia barrido todo su modo de vivir y actuar.
El día despues, el hombre volvió al Budha y, inclinandose a sus pies, le pide perdon por su comportamiento. El maestro le explicó de hecho, que no había nada de que perdonarlo: "Como el correr del Gange hace que su agua no sea jamás la misma, asi ni siquiera el hombre es igual a aquel de antes. Yo no soy más la misma persona a la cual tu ayer has hecho una cosa. Y ni siquiere él que ayer me ha escupido encima ahora está aquí. Yo no veo a ninguno enojado como él. Ahora tu no eres mas el mismo hombre de ayer, no me estas haciendo nada, encontes, no hay nada que yo de deba perdonar. Las dos personas, el hombre que ha escupido y el hombre que ha recibido la escupida, ambos no estan más aquí. Por eso, ahora hablemos de otra cosa".
El cuento enseña que la persona honesta que está en lo justo no tiene necesidad de reaccionar a las ofensas, porque ellas son el fruto de quien tiene una imagen distorcionada de lo real. Por eso, no darle importancia, permitiendole asi de alterar tu equilibrio psicologico. Todo es mutable y se debe tener la inteligencia de entenderlo y de no enojarse por alguna cosa que en el presente no existe más.
A este objetivo, puede ser útil adoptar la técnica de la "aceptacion radical": desarrollada por la psicologa Marsha M. Linehan de la Universidad de Washington, ella explica de dejar aparte los juicios. Sin embargo, si alguno nos ofende es porque nos esperamos alguna cosa diferente. Asumiendo que aquello que ha sucedido, sin expresar juicios de valor, la distancia psicologica nos protege de una situación que podria dañarnos emocionalmente.
Un concepto universal y quizás mas claramente comprensible con las palabras de Budha.