Transforma su cantina en un bellísimo departamento para sus padres ancianos
Que cosa no se hace por los propios hijos. El instinto primario de cada madre y padre es aquel de proteger y garantizar un futuro mejor a las propias palabras. Pero cuando nuestros amorosos padres se dirigen hacia la frágil tercera edad, llega el momento para los hijos de intercambiar el afecto en cada modo posible.
La historia de la anciana pareja de los Miller y del amoroso hijo Schon es testigo de como el amor por los propios padres pude ser sin límites.
Cuando Bonnie y George Miller, una pareja de 87 años de Bremen en Ohio, no logra más a llegar a los niveles de independencia de vida cotidiana a causa del cuerpo que se debilita y de la mente que comienza a debilitarse, el hijo Schon no logra a reconocer de la idea de tener que relegar a los propios padres en una casa de reposo para ancianos.
A complicar las cosas está la caída y la consecuente rotura del hombro de Bonnie, obligada a moverse sobre una silla de ruedas; es propio después de lo sucedido que Schon y la mujer Jeannie deciden de ir a la busqueda de soluciones de vivienda para la anciana pareja.
La mejor solución que pueden encontrar Schon y Jeannie es la de los apartamentos ubicados en la misma propiedad o en las cercanías de una casa familiar, una hipótesis ideal para las parejas mayores que no pueden llevar una vida independiente o demasiado lejos de su familia. Aún así, esta solución más cómoda para George y Bonnie es imposible de lograr, por lo que el hijo Schon tiene una idea conmovedora.
Schon y Jeannie deciden abrir un agujero en su sótano y sacando todo, desde la sala de grabación a la mesa de billar, al karaoke; la bodega de la pareja se transforma así en un apartamento totalmente amueblado y funcional, dedicado por completo a sus padres ancianos.
¡La reacción de Bonnie a poner un pie dentro de la nueva casa es realmente de llágrimas!