Cuando la gota hace desbordar el vaso: como gestionar el agotamiento psicológico
A veces, la fatiga puede tomar una forma particular y hacer que nos sintamos emocionalmente privados de recursos, incapaces de ser auténticamente nosotros mismos y brillar: en estos casos puede tratarse de un agotamiento psicológico, causa de debilidad física y mental. Según el neurocientífico Matthew Walker, las personas mentalmente cansadas tienen una percepción más negativa de la realidad y son mucho más sensibles a las emociones; por lo tanto, se les hace pensar que la causa de su malestar es una serie de malas decisiones y fracasos.
Sin embargo, en general, el agotamiento psicológico es el resultado de un volumen excesivo de tareas y responsabilidades de las cuales nos cargamos sin darnos cuenta de que superan nuestras capacidades. Veamos cuáles son los signos de un agotamiento psicológico y de qué manera afrontarlo.
Signos del agotamiento psicológico
1. Fatiga y pérdida de energía. El cansancio es tal que es difícil levantarse por la mañana, después de todo, estamos convencidos de que aún hoy no cumpliremos nuestras metas.
2. El insomnio. Inicialmente, puede experimentar despertares nocturnos repentinos, que luego conducen a otros trastornos del sueño.
3. Fugas de memoria. La fatiga psicológica puede llevar a un trastorno cognitivo llamado "efecto de desinformación", que consiste en confundir los datos, recordarlos de manera incorrecta y mezclar lugares, personas y eventos.
4. Síntomas físicos tales como: palpitaciones, problemas digestivos, dolores de cabeza, pérdida o aumento excesivo del apetito.
5. Incremento de la sensibilidad emocional. Se experimentan sensaciones intensas con alta variabilidad, como pesimismo, irritabilidad y apatía.
6. Anedonia. Es la incapacidad de sentir placer por cosas viejas y nuevas, como si viviéramos envueltos en un gris que suaviza cada fuente de alegría.
Como afrontar el agotamiento psicológico
A menudo el agotamiento está determinado de todo aquello que queremos hacer y no hacer; de todos aquellos objetivos que nos fijamos cotidianamente y que nos superan, porque somos demasiado ambiciosos o perfeccionistas. En estos casos, es necesario primero de todo volverse concientes de aquello que nos está ocurriendo, para evitar que, ignorandolo, nuestro agotamiento empeore. Entonces, es bueno reflexionar y concederse estos "3 permisos":
- 1. Permiso para redescubrirte. El agotamiento nos aprisiona en una condición de preocupación y ansiedad perennes, que nos hace olvidar quiénes somos realmente. Reaccionas, reduciendo durante al menos una hora al día cualquier estímulo externo (sonidos, luces artificiales), meditando y relajándote para limitarte a "ser".
- 2. El permiso de establecer tus prioridades. Es esencial redefinir tu escala de prioridades, aquello que amas y que te hace feliz, en modo de actuar en perseguir esto; deja afuera emocionalmente todo aquello que es secundario.
- 3. El permiso de ser menos exigente. Nuestros días, nuestra vida, son limitados: somos realistas y aprendemos a vivir sin ejercer presión ni aspirando a la perfección: a veces es suficiente con que todo siga igual que ayer, pero en equilibrio, para sentirnos bien.
Aprendemos a dar prioridad a nosotros mismos y también a atender nuestras necesidades: si no estamos bien nosotros, los demás no pueden estar a nuestro lado. Y, sobre todo, actuemos antes de que la gota haga que el jarrón desborde de nuestra paciencia física y emocional.