5 cosas que tienden a cambiar radicalmente cuando los padres faltan
En las familias sanas los padres son las raíces de cada individuo, el punto de referencia, las personas mas queridas y presentes en la vida desde cuando se tiene memoria. No obstante esta unión sea tan fuerte y especial llega el dia en que es necesario separarse para siempre de ellos, probando un sufrimiento inmenso. Demasiado a menudo nos damos cuenta de cual tesoro se poseía solamente en el momento en que se lo ha perdido. Esto es lo que se necesita afrontar cuando ello ocurre.
- Escuchar a alguien hablar de los propios padres. Ocurrirá de sentir a los demás de quejarse de cuanto son aprensivos o sofocantes las madres o los padres y esto desencadenará sentimientos de rabia y de celos. Vendrá de pensar a cuanto son afortunados estos individuos y tener incluso una familia y al mismo tiempo estúpidos por no darse cuenta.
- Transcurrir vacaciones llenas de melancolía. Durante las fiestas la falta de los propios padres será percibida en manera todavía más fuerte, parecerán días larguísimos y sin sentido.
- No tener ninguno a quien darle una buena noticia. Cuando haya novedades importantes, pequeñas y grandes conquistas de la vida, reprimir aquel instinto natural de llamar a las personas más queridas para poderselo contar.
- Decir adiós a una parte de sí. Dejar ir a la propia madre y al propio padre significa saludar un pedazo de la propia vida, de la propia alma. Nada será más como antes, necesitará aceptarlo y no se será nunca más la misma persona.
- Absorber un dolor desvastador. La tristeza y el vacío dejados de la pérdida de los padres son los más grandes de los propios recursos interiores. Ni siquiera el tiempo logrará sacarlos, se deberá solo aprender a convivir con ellos.
Ninguno puede preparar un evento parecido y no existe remedio para aliviar el mal que se estará obligado a soportar. La única cosa que se puede hacer es amar a la propia familia con cada fibra del propio ser, sin ahorrar y sin pensar que habrá siempre tiempo para decir o hacer cosas juntos. Se necesita manifestar el propio afecto a los padres cada vez que se tiene la oportunidad.
Aquello no servirá a estar mejor, pero al menos no se probará aquella sensación insoportable de no haber dado lo suficiente, de no haber apreciado lo bastante aquella bendición, aquellos ángeles enviados a la tierra con el rostro de mamá y de papá.