Adiós a "Capitán Optimista": el joven pediatra que prescribía sonrisas para sus pequeños pacientes
Entre los repartos de hospital, en donde se verifican muchos momentos de alegría pero tambièn de gran dificultad,a menudo se da mucho valor a los cuidados y a los fármacos y poco al estado de ánimo del paciente, que puede tener un gran impacto sobre el curso de la enfermedad. O sea es particularmente importante en los repartos dedicados a los más pequeños, los cuales resienten mayormente de la atmósfera rígida y triste que normalmente se viene a crear.
Por esto muchas asociaciones y médicos se esfuerzan, cada uno con los propios medios para hacer la permanencia de los niños en el interior de los hospitales lo más alegre posible, llenando sus días con actividad y espectáculos que distraen a los niños y padres de los problemas reales. Una de estas personas era el doctor Antonio Javier Cepillo, de todos conocidos como "Capitán Optimista".
via elmundo.es
El joven pediatra trabajaba en el hospital de Albacete, de una zona de influencia española. Luego de tres años de servicio, en 2016 le había sido diagnosticado un nódulo, que lo había transformado de golpe de médico a paciente. Fue propio aquella experiencia , como afirmará él a continuación, en hacerle abrir los ojos: en los días sucesivos del diagnostico entendió exactamente como un paciente NO debe ser tratado por los médicos.
Inició entonces un cambio de ruta que cambió muchas de las dinamicas del reparto de pediatría oncologica. El hombre comenzó a prescribir actividades lúdicas, risas y momentos de diversion a sus pequeños pacientes; en la habitación comenzaron a abrir brillantes murales que retrataban a los héroes de los niños. Muchas vesces se presentaba en los pasillos con una nariz de clown para hacer divertir a los pacientes y de tanto en tanto tocaba como flautista en una pequeña banda musical que iba a alegrar a los internados en el reparto.
Muy pronto "Capitán Optimista" se vuelve famoso, y su enfoque anticonvencional le hace obtener varios reconocimientos, incluso a nivel nacional, para la responsabilidad social frente a los más vulnerables.
Por desgracia el joven médico no ha podido hacer nada para escapar de su destino, y la enfermedad se lo ha llevado. Su herencia, en la pequeña comunidad de Albacete, queda muy fuerte y muchísimos son los mèdicos y los enfermeros que quieren transformar su "método" en una regla.
Además la ciudadanía se ha movido para hacerle un último regalo: cambiar el nombre "Hospital de Albacete" en "Hospital Universitario Antonio Cepillo". Ha sido organizada de los colegas y de la comunidad una colecta firme que cuenta con miles de adhesiones. Como ellos mismos afirman, no hay modo mejor para restituirle todo el amor que ha dado por su trabajo y por sus pacientes. Buen viaje, Capitán Optimista.