Cada martes el niño espera la llegada de los recolectores de basura: su especial amistad les entibiará el corazón
Había un tiempo en la cual decir buen día al propio vecino o sonreír al primero que pasaba y se encontraba saliendo del portón de casa era una cosa absolutamente normal. Hoy se tiende a dar poca confianza al prójimo y a ser mucho más desconfiado e igualmente uno incluso lo notaría mirando el teléfono inteligente. Esta historia cuenta cómo la amistad puede nacer en cualquier lugar, basta solo abrirse un poco más.
Estamos en la ciudad de Clinton en el estado de Mississippi en América donde como cada martes a la mañana los operadores ecologicos recogen la basura delante a las casas de los residentes. Hacer de espectadores sin embargo, esta vez estaban Kathleen Reynolds y su nieto de 3 años, Kyler, que cruzando la mirada con los recolectores intercambiaron con ellos un cordial saludo.
Un pequeño gesto sin importancia a la cual la mujer no lo volvió a pensar más, al menos hasta la semana siguiente. De hecho, Kyler había estado muy intrigado y sorprendido por esos amables caballeros que lo habían hecho "hola" desde la calle, de modo que cuando llegó el martes siguiente estaba muy emocionado con la idea de despedirse de nuevo.
A partir de ese día, el encuentro entre el niño y los barrenderos se convirtió en algo más que una simple costumbre, por lo que durante las festividades de Halloween y Navidad, el niño y la abuela prepararon dulces y caramelos para ellos. El martes es ahora una cita en el que Kyler ayuda a Kathleen a sacar la basura para pasar unos minutos con aquellos que ahora se han convertido en sus nuevos amigos.
Cuando el camión dobla la esquina, suena la bocina y el niño salta de alegría. Los operadores lo recogen, juegan con él, lo tratan como a su mascota, incluso le enseñaron a conducir el vehículo. Uno de los recolectores de basura se llama Clarence, apodado "Bugg Bugg" por Kyler. El niño disfruta de un mundo a los comandos del camión, una experiencia increíble a su edad.
Clarence y sus otros dos colegas esperan cada martes para pasar por lo de su campeón, abrazarlo y llenarlo de mimos. "Bugg Bugg" en particular ha estrechado un vínculo especial con él, hasta el punto de que incluso le dio un regalo de cumpleaños. Por supuesto, puede ser mucho más fácil para un niño interactuar con otros porque todavía no tiene filtros para los adultos. Pero todos debemos aprender de Kyler a abrirse a los demás sin tener miedo.