Pon atención: tu felicidad puede molestar a las personas infelices

por Patricia Zorzenon

13 Julio 2019

Pon atención: tu felicidad puede molestar a las personas infelices
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La serenidad es una condición mental más o menos prolongada, la felicidad está hecha de momentos, ligada a episodios y situaciones particularmente positivos. Puede ocurrir a veces de querer compartir estos buenos estados de gracia con alguno, pero de recibir en cambio un tibio entusiasmo o una absoluta indiferencia. Cuando aquello ocurre es muy probable que sea en presencia de personas felices, sustancialmente molestas por cualquier manifestación de alegría.

The Next Web/Flickr

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Los individuos negativos perciben la felicidad de los demás como un malestar, porque sustancialmente las envidian. Saber que los demás puedan o logren disfrutar la vida mientras se está "condenado" a la tristeza y a la insatisfacción hace mucho mal. Cada persona feliz irrita a quién está deprimido porque les recuerda la diferencia, el estar tan lejanos y desconectados de aquella condición de bienestar físico y mental. Pero existe un tipo de envidia "sana", o sea un mecanismo emocional que hace desear de llegar a la misma meta de los demás, que estimula el auto-mejoramiento; se trata de un sentimiento constructivo e impelente, que ayuda a crecer y hace poner aún más empeño en las realizaciones de un objetivo.

La envidia "destructiva" hace emerger solo las ganas que los otros pierdan su felicidad. En tal sentido se busca de desmontar o disminuir un suceso, o se lo mira con absoluto desinterés. Este comportamiento tiene el objetivo de arrastrar al prójimo en la misma condición de negatividad, así para que se pueda finalmente sentir de nuevo "normal". Después hay quien de hecho vive la felicidad de los otros como un verdadero y propio sufrimiento, respondiendo con rabia y mal humor, casi como si aquella alegría se le haya impedido porqué le fué robada.

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Craig Loftus/Flickr

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Enojarse contra quién es feliz, desear su ruina o intentar en cada modo de ridimensionar su alegría no es en absoluto el camino de transitar. Todas estas reacciones negativas no hacen otra cosa que alimentar la propia condición de infelicidad, atrayendo más que oscuridad e insatisfacción. A todos nos ocurre de vivir momentos de sombras y de sentirse discordante junto a quien en aquel momento resplendece de luz propia.

Incluso el único modo para salir del tunel es remangarse las mangas e intentar de cambiar aquello que no va en la propia existencia. El truco es propio aquel de dejar vivir las victorias de los demás como desafíos propios, prestando menos interés al exterior y más atención en el propio camino. Con el tiempo, ¡la felicidad no tardará en llegar!

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