El marido la ha obligado a elegir entre él y sus perros: la elección de Liz es fuente de inspiración para muchos
Elegir entre la pareja de una vida y los perros? Parece una cosa insólita, pero una mujer inglesa lo ha hecho.
Se llama Liz Haslam y su tarea es ayudar a los cachorros en dificultad. Durante su vida lo ha hecho con tal cuidado, de renunciar a una relación de pareja.
Liz ha conocido a Mike a la edad de 16 años. Los dos se han enamorado, se casaron y sucesivamente fueron a vivir juntos a una cabaña con un amplio terreno en Barnham, en Inglaterra.
via dailymail.co.uk
Veinticino años de matrimonio y un hijo más tarde, para la pareja era siempre más difícil superar los momentos negativos y las dificultades cotidianas, tanto de llegar a una especie de "arreglo de cuentas".
Mike, de hecho, cansado de una relación que giraba alrededor de los perros de la cual la mujer cuidaba en su propiedad, ha puesto a la mujer delante a una elección: o él o los animales.
Y Liz ha elegido estos últimos. No habría renunciado a los perros por nada al mundo, visto que desde siempre la habían hecho feliz, llegando a crear BedForBullies, su actividd de socorrista, recuperación y adopción de los bulldog terrier con problemas médicos o de comportamiento.
Así, los dos se separaron. Mike se sentía puesto en posición inferior respecto a los perros, descuidado de la mujer en nombre de una pasión que se volvió demasiado presente en su relación.
El hombre ha contado que Liz transcurría practicamente todo el día en contacto con los animales, cuidándolos, haciendo paseos y gastando mucho dinero para medicamentos y atenciones.
Con una dedicación única por parte de la propietaria, BedForBullies sigue siendo una organización benéfica muy importante para perros, ya que Liz acepta cachorros que otros lugares no acogerían en su hogar.
A lo largo de los años, ha rescatado y alojado a más de 200 perros y continúa con esta actividad con el máximo de la transparencia y pese a las dificultades económicas.
Bedsforbullies Sanctuary - LTC with TLC/Facebook
Una pasión que, sin embargo, no fue compartida plenamente por su marido. Sin embargo, como con muchas otras personas, uno debe darse cuenta de que Mike no podía amar a los perros hasta el punto de sacrificar la relación de pareja, y no se lo puede culpar por esto.
Liz, a su vez, es feliz con sus perros y continúa con lo que experimenta como una misión de la vida real.