Inútil gastar tiempo en vengarse: mejor dejar hacerlo al karma
De tanto en tanto puede ocurrir de tenerse que enfrentar con personas que con su comportamiento falso, agresivo o malicioso intentan de molestar la propia serenidad. La reacción más inmediata es responder con tanta otra fuerza a aquellas palabras, aquel comportamiento o acciones que ha generado rabia y frustración. Incluso esto no es el justo modo de re equilibrar la balanza, mas bien se alimenta solo un círculo vicioso de energía negativa.
En vez de hacer en modo que la provocación haga perder el control, poniendolo así propio en las manos de quién ha sido el artífice, mucho mejor volver con el silencio, ignorándolo, apagando el nacimiento del fuego de la cólera. En esta manera no solo se adquiere el dominio de la situación pero se hace incluso el bien a si mismo. La venganza no es jamás la mejor solución pero solo un camino aparentemente más breve que lleva a perder el camino más adelante. La vida es mucho más efectiva y puntual en la presentación de la factura, ¿por qué molestarse? Solo deja que las cosas sigan su curso.
Aquello que siembras antes o después se recoge, es el karma, una ley universal que no falla y no desiluciona jamás. No sirve de nada caminar encima con el peso de la maldad, es mucho más saludable hacerla resbalar encima, dejando que corran y al final retornen a la surgente. Las críticas van aceptadas solo cuando son motivadas y constructivas, el resto es todo inútil y estéril, no merece la más mínima atención. Por supuesto, a veces es difícil no ceder ante el resentimiento, sino simplemente respirar profundamente, mirar más allá de la cara de quienes nos gritan, para ver otro horizonte que ya espera.
Debemos aprender a usar nuestra fuerza solo en las batallas que valen la pena de ser combatidas, dejando pasar todo el resto sin dejar ningú rastro ni memoria. Con demasiada frecuencia en la vida, se presta atención a las calumnias de quienes no son dignos de ser estimados, pero permanecen sordos ante la voz de quien realmente cuenta.
Abandonar los propósitos de venganza significa crecer e ir adelante. El karma no perdona y no olvida, espera meses, quizás años, pero sabe ser más honesto y despiedado de los juicios. Entonces no queda que relajarse y para aquellos que hacen una mueca de ira, tienes que devolverle la sonrisa, pensando en lo que le espera a la vuelta de la esquina.