No conformarte jamás de un café de mala calidad, de un amigo falso o de una pareja patética
Una popular frase atribuida a Tommaso Moro dice: "Dame la fuerza de cambiar aquello que puedo cambiar, el coraje de aceptar lo inevitable y la sabiduría para entender la diferencia". Para vivir bien se necesita hacer resbalar por encima las cosas, pero se tiene también el deber de resolverlas y mejorarlas cuando no funcionan. Los individuos están hechos para encontrar la propia dimensión de la felicidad, no estar satisfecho, para disfrutar de una existencia plena.
Demasiado a menudo nos fosilizamos en condiciones que no solo no reflejan el propio ideal sino que son la antítesis, de hecho una verdadera fuente de incomodidad y sufrimiento. En otros casos estamos ansiosos por combatir las batallas equivocadas, desperdiciando inutilmente energías con la intención de cambiar situaciones y personas que no lo merecen. Una parte del mundo no hace otra cosa que buscar cada día de convencer a tanta gente que es justo quedarse en el propio lugar, que está equivocada en desear de crecer, que es mejor mantener el equilibrio y no pedir más. Ninguna persona sin embargo ha venido al mundo para caminar un sendero que no ha elegido, y cuando tiene la oportunidad tiene el deber de cambiar de camino. Preocuparse de aquello que piensan los demás, temer el juicio externo, son modos de conducir una existencia extraña e infeliz.
Ser diferentes puede asustar a quién está alrededor y dejarlos solos, pero esto no está siempre mal, mas bien es solo una selección natural que llevará junto a alguien lo valioso y que lo piensa del mismo modo. Es necesario que nunca dejemos de buscar aquello que es mejor para uno mismo, en amistad, en amor, en trabajo, en todo aquello que merece atención, pasión, afecto y de la cual es legítimo esperarse de recibir lo mismo a cambio.
Vivir encastrado apenas en la superficie, sin jamás ir en lo profundo, sin jamás llegar a gustar el dulce o aprovechar el propio potencial, quiere decir no apreciar el regalo de estar en este mundo. Sobre tantas, demasiadas cosas no se puede tener siempre el control, por esto se necesita aprender a usarse a si mismo como único instrumento para actuar e influenciar la realidad.
Ningún otro puede hacerlo, ningún otro puede tomar las decisiones justas, porque en ausencia de estas, la alternativa más fácil es aquella equivocada. La vida es demasiado breve para detenerse a beber en un arroyo cuando a pocos metros más adelante hay un entero río de elecciones, de posibilidades, de futuros alternativos para nosotros mismos que podrían cambiarnos la vida. Para mejor.