Ama sin poseer, acompaña sin oprimir, unidos sin depender
Amor y posesividad pueden parecer conceptos evidentemente diferentes pero vistos desde el interior, cuando se está involucrado en primera persona tienen confines mucho más sutiles de cuanto se piensa. La cosa vale especialmente al comienzo de una relación cuando los celos vienen confundidos por pasión, pero a largo andar un parecido comportamiento no hace otra cosa que sofocar y matar los sentimientos. La posesión es una prisión, el amor verdadero los hace libres.
Los sentimientos auténticos comienzan a morir cuando el miedo de perder a alguien es más fuerte del simple deseo de estar al lado. La posesividad es una consecuencia de la inseguridad, de un profundo sentido de incomodidad que hace creer siempre de no merecer aquella persona a nuestro lado. Por desgracia, más de una vez, sin embargo hay que trabajar sobre si mismo intentando de resolver los propios conflictos interiores, buscando de comprender la razón de aquella debilidad, se reacciona intensificando el control. Como es intuible este es el camino equivocado porque da solo ilusion de la seguridad, el consuelo superficial de la propiedad.
Se puede tener a la propia pareja "en la jaula", impidiéndole de escapar, de estar con algun otro, pero no se podrá nunca dominar su mente y su corazón. Amar significa aceptar un individuo por como es, dejarlo ser y actuar, irse y luego volver, seguros que donde sea y con quien vaya, existirá siempre un hilo invisible e indisoluble de respeto y confianza recíproca. La sociedad de hoy no hace más que generar y nutrir personas emocionalmente inmaduras, capaces solo de satisfacer las propias necesidades más superficiales sin ir nunca en profundidad donde deberían estar las verdaderas raices de un sentimiento. El apego es solo un sustituto del amor, su forma más agria y frágil, mientras el afecto verdadero y fuerte se sostiene por si solo.
Estan los inseguros que también sin "cadenas" tienen la necesidad de recibir continuas confirmaciones pero aquello termina por agotar a quién está al lado por el cansancio de tener que dar siempre inútiles garantías. Antes de poder amar a alguien de manera completa es necesario amarse a si mismo, tener la autoestima necesaria a no ser presa de miedos infantiles.
Solo quien es totalmente resuelto puede ofrecer aquello que tiene sin el temor que vaya desperdiciado y acoger aquello que le viene donado sin la ansiedad que se le escape. El amor sincero supera cualquier cosa porque en ello dos personas continuan a elegirse cada día.
