Por esto es mejor evitar de castigar físicamente a los niños: existen alternativas muy eficaces!
La educación de los niños hoy es una temática un tanto compleja entre las dinámicas familiares. La mayor dificultad a gestionar las nuevas generaciones se mezcla a menudo a las carencias del sistema escolar y a la poca preparación de los individuos en cubrir el rol de padres. Es percepción común que una vez fuera todo más fácil, pero aquello es cierto solo una parte. El expediente de las penitencias corporales era una cosa normal, pero se trata de una estrategia equivocada y nociva.
Quién está mas adelante con los años cuenta el modo frecuente el recurrir a las manos, para recibir obediencia, quizás una consecuencia común, otras que un modo eficaz para formar niños respetuosos. Era una época diferente, existían otros esquemas mentales y en cada caso para tantísimas personas el haber logrado crecer equilibradas y sanas ha sido un resultado obtenido "a pesar de" los golpes y no seguro gracias a ellos.
Sin llegar al extremo de los maltratamientos, incluso hoy son muchos los ambientes domésticos en donde los niños vienen regularmente golpeados cuando hacen algun lío o se rehusan a seguir las reglas que les vienen impuestas.
Recientes estudios psicológicos evidencian de hecho que estos métodos además a no ser eficaces son sobre todo peligrosos para la salud psicofísica de los más pequeños, en cualquier fase del desarrollo. Los niños son impotentes delante a la fuerza de un adulto y aquello provoca verdaderas y propias heridas en sus mentes.
Cuando vienen abofeteados o azotados continuamente, ellos dudan del amor de sus padres, sintiendo que en su entero mundo está trastornado. Similares costumbres aplicadas regularmente llegan a minar el sistema inmunitario de un organismo en crecimiento, haciendo aparecer patologías de varios tipos.
Está probado estadísticamente que los niños crecidos en contextos violentos tienen muchas más probabilidades de convertirse en delincuentes de grandes y a su vez padres abusivos. Las penitencias físicas enseñan a los más pequeños que la violencia es el único modo para resolver los conflictos, mientras de parte de sus padres y madres muestran solo su inmadurez e incomodidad.
Entre las alternativas más valiosas está el diálogo, hacer entender a los niños el porqué se debe comportar en un cierto modo hasta que ellos comprendan el propio error. Se puede también "complacer" en alguna penitencia, pero puede bastar por ejemplo imponerles de estar en un ángulo en silencio o negarles juegos. En este modo se aplica disciplina sin por ello recurrir a la agresividad.
