Un día entenderás que volver a casa a cenar junto a tu familia quiere decir tener todo en la vida
Estamos siempre en la búsqueda de alguna cosa. Alguna cosa mejor, perfecta, más grande o más lujosa. El trabajo mejor, el ropa a la moda, la casa o el auto más grande. Incluso la cosa más preciosa ya la tenemos. Propio allí, alrededor de aquella mesa durante la cena: nuestra familia.
Planificamos nuestros días en la óptica del "mejor momento"....el mejor momento para ir al parque, para llamar aquella amiga que no sentimos desde hace tiempo, para cuidar de nosotros mismos...
Imponemos nuestras exigencias en la búsqueda de cosas materiales y dejamos todo para después, porque no es todavía el momento perfecto, sin saber que el tesoro es el tiempo que tenemos hoy a disposición.
via naranxadul.com
Porque llegará un momento en que nos daremos cuenta que propio aquel momento ya ha pasado, escapandonos de las manos, dejandonos ocupados en un desgaste de energias...Y luego para que cosa? Se lo han preguntado alguna vez?
Habrá un día en que la casa estará toda en orden, en donde cada cosa tendrá su lugar. Cada cosa...Peo no todo. Nosotros no, ellos no.
El silencio será ensordecedor y pensarán en aquellas cenas todos juntos, en la confusión de aquellos momentos, en las migas de los biscochos por el piso, en las risas o en los llantos por no querer comer la verdura. Y todo esto, a la cual hoy no damos importancia, mañana nos faltará.
Aquella mesa cargada alrrededor donde nos sentamos distraidos, aquellas cenas que no son elegantes, que no tienen "la vajilla buena", aquellas que a veces hacemos en pijama. Si, son aquellas que nos faltaran.
Seguro no estaran cansados como ahora y tendremos otras satisfacciones probablemente...Pero aquella mesa no será jamás la misma, aquellas cenas no volveran. Aquel día entenderemos que cenar con nuestra familia significaba ya tener todo en la vida.
Porque aquellas cenas eran ricas, no de comida o encaje, simplemente ricas en nosotros, en nuestros hijos, en nuestros amigos más queridos, en abuelos los domingos, en tíos o hermanos distantes. Porque tener una cena familiar ya lo tiene todo ... Cada día es único, cada desayuno en pijama y cada cena, incluso si está hecha de sobras, es un momento especial.
Porque son todos los momentos que no volverán, que no sabes cuánto durarán ... Todos son un tiempo precioso. Para qué vale la pena vivir.
