La mamá va a la escuela a buscar al hijo pero descubre que los maestros lo humillan delante a todos por un motivo ridículo
Son lejanos los tiempos en que los escolares un poco apáticos venían castigados haciéndoles poner un sombrero con las orejas de asno para despertar la hilaridad y burla de los compañeros.Sin embargo, en el tiempo estas costumbres "bárbaras" no se han extinguido, sino más bien la situación a veces ha empeorado. Se ha pasado de obligar a los niños quedarse de pie detrás del pizarrón, a girar el banco hacia la ventana o en casos extremos a sufrir verdaderas y propias mortificaciones.
A denunciar la insuficienci de los métdos didácticos es Nicolas Garloff, madre de un niño de 6 años de nombre Hunter, que ha descubierto por puro caso aquello que los maestros le obligaban al propio hijo a sufrir. El pasado 2018 el viejo auto de famiia ha comenzdo a tener serios problemas de funcionamiento, causando repetidos atrasos cuando necesitaba acompañar al joven a la escuela.
Un día Nicol se ha dirigido al instituto del hijo para aclarar algunas cosas con los docentes y para evitar que los episodios de atraso provocaran consecuencias sobre las evaluaciones o sobre el rendimiento del niño. Una vez llegada sobre el lugar la mujer se encuentra delante a una escena espeluznante.
En el almuerzo su hijo lloraba sentado solo, aislado de los demás, y sobre su mesa había sido puesto una caja de carton para impedirle ver a sus compañeros de clase y de ser visto. Mirando al hijo así humillado en públio Nicole se ha sentido invadida por la ira, por eso ha tomado una foto con su smartphone y lo ha llevado de inmediato a la casa.
Las imágenes posteadas sobre Facebook se volvieron pronto virales, hasta llegar a tener la atención de Bill Mayer, el conductor de una radio local. Parecía absurdo que todo hubiese nacido a causa de una auto roto, así visto que el costo de la reparación superaba el mismo valor del auto, la producción ha decidido de donar a la familia de Hunter un auto usado.
Viniendo a conocer lo sucedido tantas otras personas del lugar se unieron a la inciciativa para ayudar a Nicole y a su familia. Algunas actividades y oficinas del lugar han ofrecido reparaciones por un valor de 1100 euros, tres cambios de aceite gratuitos, neumáticos nuevos y la sustitución de las ventanillas. Nicole ha quedado desagradablemente conmovida por toda la generosidad y del afecto demostrado por personas desconocidas que han tomado con el corazón la situación suya.
El punto de apoyo de la historia no es solo la solidaridad de la gente sino sobre todo los discutibles métodos disciplinarios aplicados incluso hoy desde algunas escuelas. Ningún niño debería ser avergonzado por haber hecho una broma, por un atraso o mala calificación. Los tiempos de pegarles en la mano o arrodillarse sobre los garbanzos vienen con demasiada frecuencia elevados casi con nostalgia, pero es solo a través del diálogo y la colaboración entre padres y maestros que se pueden frenar sobre individuos sanos y civiles.