7 valores fundamentales que hemos dejado de transmitir a nuestros hijos...y que debemos recuperar
Vivir en el presente, sin hacer demasiadas comparaciones con el pasado y sin las perspectivas utópicas del futuro; inútil decir "se estaba mejor cuando se estaba peor", o "en otra época las cosas no eran así". Se necesita saber aceptar que cada momento histórico es único e irrepetible, con sus cambios y sus progresos (o regresos). No hay uno mejor o uno peor, solo el momento en que vivimos. Reflexiones que abren a una discusión sobre el "estado de salud" de las generaciones actuales de nuestros hijos más pequeños.
Antes nuestros hijos peleaban con los propios compañeros en el patio delante de la casa, o en el parque, en vez hoy los dramas suceden en el interior de las pantallas de la computadora o del propio smartphone; en la era de la explosión de las comunicaciones a través de las redes sociales, incluso el enfoque al compartir y a las relaciones sociales ha cambiado por las nuevas generaciones, siempre más problemáticas y agresivas.
A esta nueva "generación perdida" les está faltando una nueva escala de valores; hoy ¿saben que cosa es la perseverancia, la empatía o el respeto hacia los demás? Aquí los valores que deberían ser siempre enseñados a nuestros hijos de hoy en el interior de una familia que se respete:
- Tolerancia: si tu hijo tiende a lamentarse por el modo de expresarse, de vestirse, de pensar o de ser de un compañero suyo, estás entre los padres que deben ponerse en juego y enseñarle que el mundo que lo rodea esta hecho de otras personas, de otros puntos de vista, de otra humanidad y que estas deben ser absolutamente respetadas, toleradas.
- Respeto: hacerse respetar no significa infundar temor y no significa recibir o dar penitencias físicas. Enseñar el respeto significa también quedar detenidos sobre las propias convicciones, crear reglas y pilares. Con el tiempo, estos "límites" que fueron dados a nuestros hijos darán los propios frutos.
- Coherencia: se necesita usar el buen sentido y no pedir nunca a los propios hijos de hacer cosas y de actuar de manera contraria a como actuamos nosotros en general. Se necesita entonces ser coherentes.
- Agradecimiento: Gracias a los buenos ejemplos que podemos inculcarles, nuestros hijos pueden aprender el valor de la gratitud hacia los demás; saber dar un valor enorme a los pequeños gestos que los otros tienen por nosotros (un dibujo un mensaje de agradecimiento) puede dar sus frutos mejores con el crecimiento.
- Humildad: la arrogancia y la prepotencia de las nuevas generaciones es a menudo el producto de una desesperada búsqueda de atención causada por la falta de afecto en el interior de la familia. Es fundamental saberle enseñar a nuestros niños que ninguno es mejor que el otro, todos cometemos errores en nuestra vida y nuestra misma grandeza está en saberlos reconocer y cambiarlos.
- Empatía: Aquellos niños poco empáticos, a menudo tienen solo más dificultad al respecto que los otros en abrirse y a canalizar las propias emociones y para aumentar la empatía hacia los demás, se puede usar siempre el canal más eficáz de la comunicación y de la claridad: dejen que vuestro hijo pruebe todas las emociones sin verguenza, desde la alegría a la tristeza.
- Sinceridad: si somos los primeros en mentirnos a nosotros mismos, también nuestros hijos podrían hacerlo con los demás y pensar que la mentira es una práctica aceptable, pero no es así. Deben entender que la verdad y la sinceridad hacia nosotros y los demás es un valor agregado que es capáz también de generar respeto.
Muchos otros son los valores imprescindibles que se deben enseñar a nuestros hijos más pequeños, pero dándoles un buen ejemplo de vida ¡estamos ya un paso adelante!