En este hospital los pacientes pueden recibir las visitas de los propios perros y las imágenes hacen bien al corazón
La terapia con los animales puede de verdad ser de gran ayuda para muchísimos pacientes que son obligados a pasar mucho tiempo en el hospital, lejos de los propios y adorados amigos de cuatro patas. Niños y ancianos están entre los primeros en beneficiarse con milagros que la presencia de un animal doméstico puede procurar. Ha sido descubierto que muchas veces cuando nos encontramos en compañía de nuestro perro o gato, nuestro latido cardíaco disminuye sensiblemente junto a nuestros miedos y ansiedades. En un hospital canadiense, gracias a un paciente especial de nombre Zachary Noble, la pet therapy se volvió una realidad.
via zacharyspawsforhealing.com
Todo ha comenzado cuando a Zachary de 23 años le fue diagnosticada el linfoma de Hodgkin, un tumor maligno que en su caso, lamentablemente, se manifestó en forma agresiva no dejando muchas esperanzas al joven de sobrevivir. durante su larga permanencia en el hospital, Zachary sufría mucho el alejamiento, además de los familiares, de su amado perro. Los médicos, cuando conocieron el deseo del joven, le concedieron por dos veces una visita un tanto especial. Unas dos veces Zachary mostró un significativo mejoramiento de sus condiciones físicas y mentales: su nivel de estrés había disminuido, mientras las ganas de volver a casa y superar la enfermedad era decididamente superior a lo normal.
A continuación a este pequeño suceso, Zachary quiere involucrar también a los otros pacientes del hospital y hacer en modo que también ellos pudieran disfrutar de la compañía del propio perro y gato, incluso solo para poderlo saludar una última vez. Todo ha sido posible gracias al empeño de su tía Donna, que lo ha apoyado todo el tiempo, prometiéndole de cumplir este deseo suyo. Hoy la Zachary’s Paws For Healing es una realidad en Juravinski Hospital de Hamilton (Canada).
Todo el equipo médico se empeña constantemente para verificar el nivel de seguridad de los pacientes y de los animales que entran en el hospital, asegurándose que todos los pacientes sean protegidos de potenciales infecciones o bacterias que un encuentro del género podría llevar. La seguridad del paciente viene en primer lugar, pero los controles involucarna al mismo modo tambièn a los animales: si el ambiente debiera ser demasiado estresante o peligroso para el perro, el animal no puede visitar a su patrón.
La presencia y compañía del propio animal doméstico ayuda a alejar aquella sensación de aislamiento donde la mayor parte de los pacientes se hunde durante la permanencia en el hospital. En el propio animal doméstico, un ser nunca crítico y que nos da constantemente su afecto, se puede de verdad encontrar un poco de esperanza y de apoyo.