Este joven de 16 años no deja salir de la casa a su mujer de 71 años por miedo que otros hombres puedan llevársela
No es raro sentir de parejas con una discreta diferencia de edad y si desde siempre es normal para un hombre tener una compañera más joven, en los últimos años lo mismo sucede también para mujeres maduras con parejas muy jóvenes. La historia de hoy va un poco más alla de aquellas que son ya las costumbres aceptadas de la sociedad. La particularidad está en el hecho que esta vez la brecha anagráfica entre el joven marido y la mujer adulta es de unos 55 años, prácticamente aquella entre la abuela y el nieto.
El se llama Selamet y tiene 16 años, ella se llama Rohaya y tiene 71 años. Si se considerara solamente los números daría de sospechar que detrás a esta insólita relación hay algo que va más allá del amor. Viene de pensar quizás a una conveniencia económica u otro género de dinámica psicológica que ha conducido a esta unión. Inclusive quién conoce a los dos, manifiesta que son de verdad felices y que se quieren realmente mucho. El marido apenas adolescente es de hecho tan celoso de su anciana mujer que ha renunciado a menudo de salir para ir a frecuentar su culto religioso, por temor que alguno pueda llevarse a la mujer.
Según las reglas de la doctrina, las mujeres no pueden asistir a las funciones pero después de las primeras dificultades también el sacerdote ha aceptado que Rohaya estuviera presente, con tal de convencer al joven a no descuidar su credo. Una relación fuera de los esquemas que cada día afronta miradas, comentarios y prejuicios, pero que continúa sin importar nada. Desde el principio ha sido difícil aceptar a las respectivas familias esta unión especial, pero su empeño y fuerza de sus sentimientos les ha permitido de ir adelante no obstante los obstáculos. Los "recién casados" fueron a Giacart para la luna de miel y han manifestado que ha sido estupenda.
Si bien el tiempo no está de su parte, especialmente para Rohaya, la pareja habla siempre del futuro, discutiendo incluso en la posibilidad de tener hijos. Incluso han elegido ya los nombres: ìPutri Permata Sari, en el caso que fuera nena, Andre Maulana en el caso que fuera varón!
La simbiosis entre los dos es tangible y fuertísima, cada uno no puede vivir sin el otro y transcurren juntos cada instante del día. Lamentablemente Rohaya ya ha sido llevada al hospital por diferentes motivos de agotamiento físico, pero no obstante los evidentes límites y problemas las cosas proceden con valentía y optimismo, sobre todo...ìcon amor!