Las personas envidiosas buscan de empañar la luz de los otros: así es como hay que defenderse

por Patricia Zorzenon

17 Julio 2019

Las personas envidiosas buscan de empañar la luz de los otros: así es como hay que defenderse
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La envidia no tiene una sola cara, existe de hecho aquella normal, que engendra en las personas sanas el deseo humano y comprensible de ser o de tener como los otros. Hay luego un lado oscuro, aquel más tóxico e insidioso, que no tiene nada de constructivo, es casi irracional y es un sentimiento que lleva solo a la destrucción de la felicidad y del bienestar de quién está alrededor. Para vivir bien es necesario defenderse de esta energía negativa, así es como y porque.

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 Cada individuo es diferente al otro, cada uno con específicas peculiaridades y talentos, entonces es inútil además de contraproducente estar siempre comparándose a sí mismo con los demás. Basta imaginar una paleta de colores, donde no tiene sentido para el "rojo" ser envidioso del "amarillo", se trata de tintes diferentes y únicos. 

Incluso muchas personas desperdician tiempo y energía en observar la cualidad y los sucesos de algún otro, consumiéndose por dentro solo por el hecho de no poseer la milésima capacidad. La cosa más triste es que tales recursos no vienen empleados para el auto-mejoramiento sino solo para desear la ruina de los otros.

Basta que alguno viva un momento feliz, un estado de gracia, una circunstancia afortunada para desencadenar inmediatamente la lujuria de parte de estos sujetos. Existe quien se limita a quedar en la sombra y "rezar" que todo vaya mal o de hecho obra y busca de minar aquella serenidad con acciones, omisiones, charlatanerías, chusmeríos, etc. 

La envidia es casi una forma de "hipersensibilidad" a la luz que un individuo emite cuando resplandece de alegría, como si aquella luminosidad se vuelva cegadora y deba ser borrosa o apagada para siempre. Si bien no es simple desenmascarar un envidioso, antes o después incluso si intenta de disimularlo, tal sentimiento terminará por mostrarlo sobre el rostro y en el comportamiento.

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pexels.com

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 Se necesita elegir con atención a las personas a las que contarle una buena noticia o con la cual compartir un éxito. Para vivir tranquilamente se debe rodearse de personas igualmente luminosas e iluminadas, aquellas que están demasiado empeñadas en ser felices para desear la infelicidad de los demás.

Las personas completas y resueltas son proactivas, alegres, altruistas y de estos detalles se puede aprender a distinguirlas de aquellas que están al lado solo esperando el momento justo para apuñalar a las espaldas. La envidia es un sentimiento donde es fácil caer para todos, el secreto está en no hacerse dominar de ellos y entender que en el fondo la felicidad de los demás no es la propia infelicidad, que las derrotas de los demás no son las propias victorias.

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