Un empresario regala centenares de sillas de rueda eléctricas a discapacitados y ancianos: algunos no salían de su casa desde hacía años
Hay cosas que muchos de nosotros dan por hecho, hasta que se encuentran tocándolo con la mano no lo pueden creer. Lo sabe bien Philip Pavone, un empresario de Connecticut que ha tenido un contacto con la discapacidad grave.
Todo ha comenzado, en el negocio de empeño que posee, se habían acumulado sillas de ruedas motorizadas de las cuales quería liberarse. Queriendo agilizar las operaciones decide poner un anuncio en el diario donde las regalaban. Era el 2009 y su anuncio en un par de semanas recibe sesenta respuestas. Allí se da cuenta la trágica condición de muchos.
via AZ Pawn’s Gift of Mobility
Muchas de las personas que habían respondido al anuncio habían confesado que su aseguración no cubría el costo de una silla de ruedas motorizada (desde los 4000 a los 40000 dólares) y que por si solos no podían permitírselo. En consecuencia a ello, y no teniendo parientes que los ayudasen, algunos de ellos estaban imposibilitados a salir de su casa y de hecho no lo hacían desde hacía meses, a veces incluso años.
Philip decide que podía y debía hacer algo por aquellas personas abandonadas a si mismas. En primer lugar probó a comprar, reparar y reglar algunas sillas usadas. El experimento anduvo bien y Philip se da cuenta que en el sótano o en el garage las personas tenían muchísimos de estos aparatos. El movimiento sucesivo fue entonces aquella de sensibilizar: cualquiera que tuviera sillas inutilizables o rotas podía cedérselas a él, que las habría reparado y donado a quien tuviera necesidad. Nace en este modo AS Pawn’s Gift of Mobility.
La asociación es ya muy conocida en el ámbito de la beneficencia y cada año la recolección de aparatos culmina con un evento navideño, donde en un solo día son donados un centenar de sillas motorizadas y scooter a las personas necesitadas. Entre ellas hubo por ejemplo un hombre que sobrevivio al Holocausto, algunos pacientes de hogares para ancianos de la zona o una mujer de 20 años con una rara enfermedad degenerativa.
Todas personas a la que Philip y sus colaboradores, gracias a su fuerza de voluntad y su altruismo, han regalado la independencia de moverse y ser autónomos. Una de aquellas libertades que demasiado a menudo damos por hecho.