Reflujo gastroesofágico: todo aquello que hay que saber para tenerlo bajo control

por Patricia Zorzenon

03 Agosto 2019

Reflujo gastroesofágico: todo aquello que hay que saber para tenerlo bajo control
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La clásica acidez de estómago es un trastorno lamentablemente siempre más difundido, prácticamente endémico de la sociedad moderna. Los estilos de vida y los regímenes de dieta actuales favorecen la aparición de la condición clínica que se llama "reflujo gastroesofágico". En práctica se trata de una disfunción del esfínter esofágico inferior, el cual actúa de manera demasiado débil a causa del ascenso de los jugos gástricos desde el esófago hasta el estómago.

BruceBlaus/Wikimedia

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La solución más tradicional y obvia es usar medicamentos diseñados específicamente para inhibir el retorno gástrico o aliviar las sensaciones desagradables que resultan de ello, o sea, dolor y ardor. Muchos sujetos son seguramente más predispuestos que otros a contraer estos problemas, incluso es también cierto que las costumbres cotidianas y la presencia de otras patologías pueden ser factores de mayor riesgo. Entre las principales causas que contribuyen al reflujo deberían mensionarse: tabaco, asma, diabetes, ansiedad, embarazo, hernia hiatal, obesidad, desordenes alimenticios. 

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army.mil

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La sintomatología reveladora del trastorno comprende efectos como: dolor de pecho o en la boca del estómago, excesiva salivación, mal aliento, dolor de garganta, tos seca, dificultad en la deglutición. En las formas más leves y no crónicas de reflujo, puede ser útil si no de hecho resolutivo, adoptar estrategias no farmacológicas. Específicamente puede funcionar admirablemente al mantener un peso corporal idóneo, el comer sano y con regularidad, evitar costumbres demasiado estrechas, no consumir bebidas o comidas "refluxantes" (café, pimientos, bebidas gaseosas, quesos grasos, alcohol, chocolate, frituras, cebollas, tomates).

Pixabay

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Más allá de aquello que se come es importante también el "como" se lo come, entonces nada de atracones apresurados sino de pequeñas comidas consumidas con calma. Luego de haber comido, sea en el almuerzo que en la cena, se aconseja de no acostarse por al menos 2 o 3 horas, para consentir antes una plena digestión. La posición decúbito favorece el retorno gástrico en el esófago. Levantar con los almohadones o la cabecera de la cama puede ser de ayuda y para terminar se pueden consumir sustancias naturales que funcionan como óptimos calmantes y digestivos. Específicamente hacen bien las almendras (para equilibrar el PH del estómago), la manzanilla, el jugo de aloe, cúrcuma y el té de jengibre.

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