Queridos padres, dejen de gritar si quieren que vuestros hijos no lo hagan
Ocurre a todos los padres de tener días negativos, en dónde están demasiado empeñados en sus cosas o de preocupaciones de la vida que a menudo se olvidan de regalar a los hijos más pequeños modelos de comportamiento a seguir. A veces no nos damos cuenta, pero los niños son verdaderas y propias esponjas capaces de absorber cada simple comportamiento, gesto o palabra de los propios padres. Mamá y papá: debemos aprender a ser "portadores de sanos ejemplos".
Haz como te digo, no como yo hago. Un dicho que vale mucho que más de mil palabras y que, al menos una vez en la vida, todos hemos puesto en práctica frente a nuestros hijos. Una paradoja educativa que en tiene en vez efectos indeseados sobre los niños, porque comportarse en manera opuesta a aquello que se dice puede volverse a la larga un modelo de comportamiento de educación muy perjudicial.
Esto ocurre porque a menudo la incoherencia tiene un peso. Los niños, más de cualquier otro, son finos observadores; miran, asimilan y luego reproducen los comportamientos y las acciones que ven externamente; en pocas palabras, el ejemplo (quizás también errado) se vuelve con el tiempo comportamiento frecuente.
No siempre funciona, pero el ejemplo queda como un sistema educativo excepcional para los más pequeños: si nos damos cuenta de un comportamiento en nosotros mismos que sabemos no querer nunca ver reflejado en nuestros hijos, hagamos en tiempo a dar un paso atrás, contar hasta 10 y preguntarse si verdaderamente queremos influenciar el comportamiento de nuestros seres amados.
Una pizca de incoherencia entre hechos y palabras habrá siempre una vez cada tanto, somos todos seres humanos falibles, pero aquello que podemos hacer es dar el ejemplo justo a nuestros hijos, al menos en ocasiones más importantes de nuestra vida y la de ellos.