No tirar las semillas de la sandía: son nutrientes y ricos de propiedades beneficiosas
Entre los frutos más simbólicos de la estación de verano está sin dudas la sandía, fuente de sales minerales, vitaminas y tanto, tantísimo aporte de agua. Pero aquello que muchos en vez no saben es que sus semillas, a menudo descartadas porque no se digieren, son una fuente de propiedades beneficiosas de la cual pocos tienen conocimiento. Pobres de calorías y riquísimas de grasas no saturadas, las semillas de sandía pueden ser puestas en remojo por algunos días, esperar que germinen y luego tostarlas por algunos minutos en el horno.
Siguiendo este procedimiento, se podrán saborear todos los beneficios que poseen estas semillas que desde siempre hemos descartado y de la cual no sabíamos sus ventajas sobre nuestra salud. Aquí algunas:
- Regulan la presión: las semillas contienen arginina, un aminoácido que regula la presión sanguínea; el magnesio en vez baja la frecuencia del flujo.
- Mejoran la vista: estas semillas contienen mucha vitamina A que previene la degeneración macular prematura, mejorando la calidad de nuestros ojos
- Previenen la diabetes: riquísimos de fibra, reducen las inflamaciones, dilatan los vasos sanguíneos, regulan el azúcar en la sangre y finalmente favorecen la pérdida de peso
- Elimina las grasas en exceso: las semillas de sandía contienen un aminoácido llamado citrulina que, metabolizada luego en arginina, previene la acumulación de grasa en exceso.
- Son nutrientes: el hierro presente en las semillas favorece la producción de hemoglobina que permite la llegada de oxígeno y de nutrientes a los tejidos y a los órganos de todo el cuerpo. Aquello favorece también a la conversión del calor almacenado en energía de más.
La próxima vez que coman una buena sandía fresca, ¡no tiren sus semillas!
