Cuando el amor de tu vida sea también tu mejor amigo habrás encontrado la mitad perfecta
Si se tiene la suerte de conocer el verdadero amor y de tener al lado un verdadero amigo, se pueden considerar aplacados y completos. Sin embargo cuando ambos en la misma persona de hecho se pueden hablar es casi un milagro, de un evento más único que raro, de un estado de gracia en donde la felicidad no es solo la condición de un momento, sino un modo de ser. Es de este género de sentimiento que hoy queremos hablar, buscando de describirlo, incluso para ayudarlos a reconocerlo.
Cuando el amor de la propia vida es también el mejor amigo se crea una relación de extraordinario entendimiento y complicidad, donde hay confianza, juego de equipo, profundo conocimiento y ningún secreto. En la pareja no hay zonas grises, misterios, vacios de llenar, sino solo claridad y comprensión.
Entre dos amantes/amigos se experimenta la sensación de seguridad y protección, una unión que va más allá de la mera atracción física, de vínculos mentales o sociales, en donde existe solo la libertad de poder ser uno mismo y la conciencia de la recíproca pertenencia sin la exclavitud de la posesión.
En un tipo de relación, así estupendo y lleno, se viven con serenidad y liviandad también todos los momentos difíciles y los períodos difíciles. Se superan las crisis, la contrariedad, se logra cada vez al encontrarse a la mitad del camino, consciente del hecho que el único modo de vencer es hacerlo juntos.
En el amor/amistad nos podemos mostrar vulnerables, frágiles, se puede incluso no estar al máximo, olvidando por una vez el peluquero o estetista, porque se ama ya sea en la forma que en la sustancia. Nos enojamos pero se hacen siempre las paces, se grita pero se termina por susurrarse al oido, se puede llorar pero solo hasta la próxima sonrisa.
En la fórmula de rito del matrimonio se debería entonces agregar: "¿quieres ser también el mejor amigo/amiga...?", porque esta es la verdadera esencia del amarse.
Estar ahí el uno para el otro, no solo como hombre y mujer, marido y esposa, sino también como compañeros de viaje que deciden seguir un camino juntos. Sobre este sendero, si uno se retrasa el otro lo espera, porque de a dos se puede ser más fuerte, más felices y porque de a dos se pueden finalmente sentir completos.