El verdadero malestar es la obsesión del control: ¡aprendamos a abandonarnos más al caos!
La incertidumbre, la inseguridad, son condiciones que crean ansiedad e inquietud, así se busca de remediar oponiéndose una adecuada planificación y adoptando una previsible rutina.
Esta sin embargo, es solo una ilusión, en cuanto no es posible prever o determinar todos los eventos o tanto menos manejar elecciones y comportamientos de las personas que se tienen alrededor. Esta propio en la obsesión del control de la fuente del verdadero malestar, cuando la vida sigue el camino del caos.
Al comienzo puede ser muy difícil abandonar el camino de la programación, porque también esta, como tantas otras, es una forma de dependencia, que provoca crisis de abstinencia y requiere una larga desintoxicación. Tenemos la ilusión de poder trazar un camino claro para nosotros y para los demás, por celos, protección o simple manifestación de voluntad.
Los hijos, por ejemplo, no pueden ser defendidos de todo y de todos, porque tienen necesidad también de espacio para hacer sus experiencias, sus equivocaciones, tener su dosis de sorpresas, desilusiones, alegrías y dolores. Al mismo modo no se puede tener en una jaula a la pareja con la intención de evitar una traición o el final de un amor. Las cosas irán como deben ir, más bien se arriesga de provocar o acelerar situaciones que quizás no se habrían verificado de hecho.
Abandonarse un poco más al caos ( y al caso) no quiere decir resignarse a ser sacudidos como una hoja al viento, víctimas y marionesta de una fuerza misteriosa que hará aquello que quiere. Ceder al control quiere decir mas que nada comprender los límites de aquello que está en el propio poder, dejando que la naturaleza haga su camino, cuando el instinto lo sugiere.
Abandonarse un poco más al caos ( y al caso) no quiere decir resignarse a ser sacudidos como una hoja al viento, víctimas y marionetas de una fuerza misteriosa que hará aquello que quiere. Ceder el control quiere decir mas que nada comprender los límites de aquello que esta en el propio poder, dejando que la naturaleza haga su camino, cuando el instinto lo sugiere.