Cada niño debería pasar más tiempo con los abuelos, figuras fundamentales para el crecimiento
Al día de hoy se forma una familia decididamente más tarde que una vez y en consecuencia, se es cuando ocurre de ser padres y madres, se está ya maduro y no siempre se tienen todavía los propios padres.
Así, los hijos, a menudo no tienen la oportunidad de conocer los respectivos abuelos, perdiéndose un verdadero y propio tesoro en términos de intercambio afectivo, experiencia y crecimiento emocional. Los abuelos son un recurso fundamental para el desarrollo de los niños: es por esto.
En primer lugar para los más pequeños, después obviamente a los propios padres, no existen ningún otro sobre la tierra que los quiera tanto como los abuelos. Ellos son depositarios de sabiduría y valores esenciales, elementos indispensables hasta que el individuo salga adelante de manera sana y equilibrada.
Cuando se tiene la suerte de tener todavía abuelos, se necesita aprovechar plenamente el tiempo en su compañía, propio porque es más limitado y precioso. Mejor tomar cada ocasión para visitarlos, para transcurrir con ellos momentos importantes, fiestas, aniversarios y demás.
Los abuelos son la unión verdadera con el pasado, con las raices, con los propios orígenes y en general no se llega a ninguna parte sin saber de donde se viene. Para los niños es estupendo conocer aspectos, historias y memorias de la propia familia, porque así se crece con un fuerte sentido de conciencia y de orgullo.
Los abuelos pueden contar a los niños cuando sus mismos padres eran pequeños, haciéndolos sentir más cerca, más humanos y estimulando un sentimiento de identificación. Todo aquello constituye una fuente de energía emocional de gran importancia, porque ayuda a comprender mejor la realidad y consolidar la personalidad.
La necesaria disciplina impuesta por los padres puede ser finalmente suavizada y un poco debilitada de la comprensión amorosa de los abuelos, donde los niños tienen siempre un puerto seguro donde ir a refugiarse, sin por fuerza tener que ir lejos. Ninguno mejor que los abuelos puede desenvolver un rol de mediación atenuando las controversias y la rabia en aquella fase del crecimiento donde encuentran lugar las rebeliones a la autoridad de mamá y papá.
Esta función es de verdad crucial para los jóvenes, porque gracias a los abuelos logran comprender lecciones y puntos de vista diferentes de los propios. Incluso siendo ancianos, ellos tienen la capacidad de comunicar con las nuevas generaciones mejor que los padres, porque son extraños a las dinámicas de conflicto y de competición y logran llevar tranquilidad y equilibrio en la familia.