La importancia de quedar en silencio para no gastar energías y encontrar a nuestras emociones
El silencio es oro: ¿cuántas veces has sentido esta frase? Y bien, anque si no hacemos caso es una gran verdad. En un mundo que nos sumerge siempre más de palabras sobre palabras, de sonidos, de términos adoptados de otras lenguas, el silencio se convierte en una necesidad impulsora y real.
A veces, sería bueno detenerse simplemente y escuchar para ponerse en contacto con nuestra parte más íntima y con nuestras emociones: es por esto.
Callar es una gran virtud. Tomarse una pausa y escuchar el mundo es la llave de un punto de reflexión que te consentirá de retener tanta energía positiva. ¿Cuanta energía "desperdiciamos" hablando de cosas fútiles o de cosas supérfugas, de juicios arbitrarios, chismeríos, críticas sin sentido o lamentos?
Es hora de concentrarnos sobre las cosas de verdad importantes, basta llenar nuestros vacios emocionales con palabras inútiles: en este modo no hacemos que vaciarnos aún más sin lograr colmar nunca de verdad aquellos vacios que sentimos dentro. No debemos llenarnos de "basura emocional" y de palabras sin grosor que van solo a tapar aquellos vacios no expresados de nuestra alma.
Comprometerse entonces a elegir con cuidado nuestras palabras y probemos a dosificarlas en base a la importancia de nuestros pensamientos. Las palabras son regalos preciosos de donar a los demás y a nosotros mismos ponderando de vez en cuando nuestros pensamientos. Asi como entramos en contacto con la naturaleza, con sus sonidos y sus sabores, con las energías que tenemos dentro de nosotros.
Si decimos todo a los demás perdemos la sacralidad de las cosas: probemos a tener alguna cosa para nosotros mismos y a saborearlo internamente solos. Podremos siempre compartirlo más adelante.
El silencio consciente es el fruto de una nueva atención hacia uno mismo y hacia las energías que brotan de nuestra mente.