Si no quieres o no puedes responder a un Whatsapp, tienes todo el derecho de ignorarlo

Mensajes de audio, de texto, imágenes, clip animados, notificaciones, confirmación de lectura y mucho más.¿Quién no convive cada día con estas cosas?
WhatsApp está instalado prácticamente sobre cada smartphone y tablet que nos rodea en el mundo y por cuanto al comienzo se pueda resistir, antes o después cada uno entrará en el mundo de esta amada y odiada aplicación de logo verde.
Y bien, así es, hemos escrito exactamente "amada y odiada" porque si es cierto que ya la urgencia en comunicar no es más una novedad, es otro tanto cierto que la aplicación de mensajes instantáneos nos someten a menudo a verdaderas y propias obligaciones, de las cuales sin embargo, podemos y debemos, reaccionar. No estamos exagerando: es por esto.

La comunicación inmediata, simple, instantánea no es siempre sinónimo de buena comunicación. De seguro vuelve útil en muchos momentos y en algunas situaciones (por ejemplo cuando se tiene necesidad de enviar al vuelo fotos de documentos o de cosas importantes), pero nos somete a una especie de "chantaje moral" si no respondiéramos con la debida rapidez o como se espera.
Responder poco, no rápidamente o frecuentar poco las redes sociales significa ser señalados como "antisociales", fuera del mundo, en algún modo "extraños". Quién transcurre cada momento a postear fotos, video o a mensajear, exige inmediatez: si no la recibe, podría de hecho tomárselo mal, entrar en conflicto con los destinatarios de sus atenciones y poner en riesgo las relaciones.
Pero realmente, comunicarse de verdad, no es esto. Las redes sociales que marchan sobre los actuales medios de comunicación son virtuales y buscan de sustituirse al contacto real. Es por esto que, en vez de acercarnos, terminan por aislarnos, protegidos como si estuviéramos en nuestra esfera "social" y convencidos al mismo tiempo de ser aceptados y populares.

Sería realmente el caso, entonces, de comenzar a tener en mente que, si una persona no nos responde sobre WhatsApp, no es extraña o antisocial y no nos está haciendo una grosería personal. Podría solo estar ocupada haciendo alguna otra cosa, en el trabajo o un paseo, durmiendo, o también de modo más simple, no tener ganas de tomar el celular y escribir.
No se trata de comportamientos "alienígenas", sino simplemente humanos. Si admitiéramos de sentirnos obligados a responder al instante, quizás solo para satisfacer las espectativas de los demás y no hacernos "dasaprobar", seguros habremos ya dado un paso adelante. Y viviremos más tranquilos.