Las personas buenas a menudo van al psicólogo para aprender a protegerse de aquellas malas
¿Desde cuando tener confianza y respeto al prójimo ha pasado de moda? ¿Desde cuando ser desconfiados, tan competitivos hasta volverse desleales y negligentes en cambio se volvió la regla? Muchos sociólogos sostienen que la maldad se ha transformado en una cualidad y viceversa, la bondad en una discapacidad, desde el advenimiento de la tecnología. Este fenómeno ha creado una progresiva desensibilización de los individuos, hacia el propio universo emocional y frente a los demás.
via The Guardian
Ocurre así que las personas menos predispuestas a un comportamiento hostiles les cueste adaptarse a una realidad donde es necesario atacar siempre primero, en donde el segundo puesto no tiene el mismo valor que el último. Estas "buenas personas" no logran explicarse el porqué de tanto frenesí a tanta agresividad, luchan por entender porqué el bien personal puede ser obtenido solo haciendo mal a algún otro. Una similar condición de pérdida lleva a un profundo malestar que frecuentemente necesita de un apoyo psicológico. Esencialmente se pide ayuda para encontrar las estrategias adecuadas para defenderse de toda la superficialidad, del materialismo, de la malicia gratuita e desmotivada.
Quien no logra naturalmente adaptarse a la masa, convirtiéndose a su vez "en malo", utiliza instrumentos que pueden al menos inmunizar y proteger, permitiendo de continuar e ir adelante no obstante todo y todos.
Es fundamental aprender a crear una coraza entre sí y el mundo externo, para ignorar lo peor sin avergonzarse de uno mismo. Ser personas buenas es un valor inestimable, sin tiempo, cualquier cosa que no debería jamás ser olvidado o pasar de moda.
Si a lo largo del camino se encuentran más personas despresiables que seres humanos dignos de este nombre, mejor aprender el arte de ignorarlos, aceptando solo la luz y rodeándose exclusivamente de aquellos que comparten la misma alma.