He encontrado el secreto de la felicidad: estar lejos de los idiotas
No lo escondamos, el mundo está lleno de personas que no nos agradan. Escuela, trabajo, conocidos, incluso familia: prácticamente cada ámbito de nuestra vida está poblado de gente que actúa con maldad, dolo o incluso peor, estupidez. Y logra siempre, en algún modo, a hacer perder la paciencia o crear decepción.
No se trata de sentirse superiores o de estar convencidos de tener el mejor criterio posible con todos, sino de prestar atención que existen muchos comportamientos de quienes nos rodean que pueden resultar de verdad dañinos para nuestra tranquilidad. Y entonces ¿cómo recuperar la felicidad perdida a causa de quién tiene un carácter insoportable?
via Psychology Today
Primero de todo, conviene probar a estar lejos de idiotas y personas tóxicas en general. Puede parecer una trivialidad, pero no lo es de hecho, porque a menudo estas personas no son facilmente identificables. Es más, a primera impresión pueden parecer amigables, fascinantes, confiables. Pero atención: un aspecto negativo puede ser siempre una emboscada.
Si hemos visto gente en cuestión poner en acción comportamientos agresivos o chismeríos con los otros, es bueno tener presente que, al momento justo para ellos, podría hacer lo mismo con nosotros. Entonces, aprendamos siempre a reconocerlos.
Lamentablemente, una vez tomada la conciencia que nos encontramos delante a un idiota, o igualmente a una persona tóxica, no siempre se puede o se logra evitarlo. Es cierto: la mejor "arma" puede ser la indiferencia, pero ello no siempre es factible, si por ejemplo necesita hacerse las cuentas día por día sobre el lugar de trabajo.
Entonces, es bueno prepararse y construir las oportunas defensas para afrontar cada situación. El objetivo final será aquel de quitar a las personas que entorpecen vuestra felicidad y tranquilidad todo el "carburante" para continuar de hacerlo. Solo así podrán mitigar su impacto sobre nuestra vida.
Si propio no podemos alejarnos de ellos, dejemos de preocuparnos de aquello que dicen y de aquello que hacen. Seguro, podría no ser fácil, pero es el único modo para salvarnos nosotros mismos. Y también si a veces nos vienen ganas de afrontarlos, tengamos siempre presente que podría ser un desgaste de energía. Con personas que continúan a comportarse en un cierto modo, es raro lograr obligarlas a cambiar o simplemete admitir una equivocación.
En fin: probar a razonar y cambiar a un idiota puede ser útil y a veces puede también funcionar, pero no es muy probable. Mientras tanto, teniendo en mente estas líneas, podremos comenzar a mejorar mucho nuestra convivencia con ellos...