Leal, confiado y seguro de si mismo: tener un amigo de Leo es un verdadero y propio honor
La amistad, como cada forma de relación, está hecha de intercambios emocionales, de compromisos, de comunicación, comprensión, escuchar y de una buena dosis de paciencia. Esta última parece exactamente un elemento indispensable la cual se obtiene si se quiere tener en la propia vida un individuo del signo de Leo. Pero en cambio se recibirá una lealtad sin igual, gran generosidad y sobre todo una persona que sabrá hacer de verdad la diferencia entre todas aquellas encontradas sobre el propio camino.
Quien está dominado desde el cielo por Leo generalmente tiene la actitud de mando, no en el sentido de imponer la propia voluntad o dar órdenes, sino de tomar en mano las riendas de cada situación. Que se trate de una emergencia, de un viaje o también solo de establecer donde ir a comer una pizza, mejor dejarles el placer de decidir y confiar en ellos.
Las mentiras son la "kriptonita" de Leo, no sabe decirlas y no soporta que se les digan. Decir mentiras a un individuo de este signo es una pésima idea, especialmente porque quiere decir herirlos y no volverlos a ver nunca más. Pocas pretenciones en el fondo pero una contrapartida de entusiasmo inagotable, de energía contagiosa y de inmensa alegría.
El natural protagonismo, la necesidad de ser el centro de la atención, vienen puestos un poco en segundo plano cuando Leo piensa de haber encontrado un verdadero amigo. Con este último está dispuesto también a "dividir" el escenario, quizás no a renunciar a la última palabra, pero se entiende el valor de alguien les deja incluso todos los aplausos.
Ser amigo de uno de Leo es como ser "elegidos" en medio del montón, un verdadero y propio honor, sobre todo porque juntoa a la amistad es otorgada la propia confianza. A veces puede resultar un poco invasivo, en términos de tiempo y de espacio, pero basta fijar las reglas desde el comienzo y todo irá para mejor.
