Esta mujer ha sido echada de un fast-food porque quería ofrecer comida a un grupo de indigentes
A veces, si se tiene la posibilidad, se busca de hacer bien al prójimo solo con los medios de la cual se dispone. Basta un gesto o un pequeño esfuerzo que quizás parece obvio, para mejorar el día de muchas personas.
Lo ha entendido bien Shannon Gridley, la mujer estadounidense de 44 años originaria de Lousville, en Kentucky, que un día ha decidido de cumplir un acto de beneficencia dedicado a quien tenía necesidad. En resumen, ha invitado un grupo de 20 personas sin techo, de diferentes edades para comer a su cuenta en un fast-food.
Un buen gesto, no hay nada que decir, si no fuera por la reacción del personal del local, que de verdad ha arruinado la importancia de esta acto de beneficencia, dejando a Shannon primero sin palabras y luego decididamente indignada.
via Huffpost
Entrando, la mujer se ha dado cuenta de inmediato de las miradas sospechosas de los empleados del restaurante. Rápidamente ha buscado de asegurarles que habría pagado ella por toda la orden efectuada del grupo de indigentes, llegando a mostrar abiertamente su carta de crédito.
Incluso, no ha sido del todo suficiente visto que, no obstante el staff había comenzado a tomar las órdenes de los invitados, literalmente ha prohibido a Shannon y al grupo de personas menos afortunadas no solo de sentarse a la mesa, sino también de utilizar los servicios higiénicos.
"Tienes tu comida, ahora tienes que irte" habrían sido las palabras dirigidas a Gridley de una cajera. Al mismo tiempo, los empleados del fast-food habían ya decidido de cerrar con llave los baños, con la excusa que los servicios estaban ya limpios desde la noche cuando el local no habría cerrado por otra hora y media.
Un tratamiento que definir deshumano sería poco, que ha ido adelante hasta que los directivos del restaurante han decidido que la comida ordenada fuera suficiente y han prohibido al grupo de pedir más. Para hacerlo, han anunciado a Shannon y a los demás clientes que el negocio habría cerrado, una hora antes del horario habitual.
Y a nada ha servido las insistencias de la mujer, que ha buscado de hacer adoptar al staff del local un tratamiento igualitario. El personal del fast-food no ha querido saber nada y ha llevado adelante sin demasiados problemas un acto de discriminación en plena regla.
El espantoso episodio vivido de Shannon, de hecho, ha dado el giro por la web y obviamente ha llegado a los "pisos superiores" de la cadena de franquicias de restaurantes, que se han comprometido a investigar lo sucedido, declarando que la empresa está en contra de cualquier forma de discriminación.
Los hechos, sin embargo, cuentan otra cosa y habría sido también confirmado por un empleado del local, que ha decidido de quedar en el anonimato. Shannon, a la luz de lo que ha sucedido, ha afirmado que debería haber simplemente un poco de humanidad delante a personas que no piden un tratamiento especial, sino simplemente igualitario, como aquel reservado a todos los demás.
No queda que desear que episodios como este, tristemente a la orden del día también en muchas otras partes del mundo, ocurran siempre menos. En el fondo, seres humanos y solidarios con quien tiene necesidad vale mucho más de un prejuicio o de una rígida política empresarial.