"Aquello que tengo y aquello que no tengo": una abuela envía una carta a una revista revelando de sentirse muy sola

por Patricia Zorzenon

28 Septiembre 2019

"Aquello que tengo y aquello que no tengo": una abuela envía una carta a una revista revelando de sentirse muy sola
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Si la juventud nos lleva a crecer, a madurar, a saber crear amistades y lazos fuertes que duren para toda la vida, cuando nos convertimos en ancianos, las cosas no son exactamente así. Muy a menudo las personas pertenecientes a la tercera edad viven una grandísima soledad que en ciertos casos puede ser síntoma de una fuerte depresión. Si desde jóvenes se puede combatir la tristeza saliendo y haciendo otras cosas, de viejos no se tienen más las fuerzas para cambiar nuestra vida.

via ABC

A hacer reflexionar sobre las condiciones de soledad de la ancianidad, lo ha pensado una carta publicada por Pilar Fernandez Sanchez sobre un diario local y que luego ha hecho el giro por la web cuando ha sido republicada y difundida por el usuario Aner Gondra en Twitter. La carta tiene el título de "Lo que tengo y lo que no"

En la carta, Pilar cuenta de tener 82 años, 4 hijos, 11 nietos y 2 bisnietos, pero que raramente le vienen a ver. Vive en un departamento de 12 metros cuadrados y se entretiene solo pasando el tiempo jugando al sudoku. Pilar tiene nostalgia del pasado, cuando los nietos eran más pequeños y venían a su casa a pasar el tiempo con los padres y ella preparaba comida deliciosa para sus adorados nietos. Todo esto ahora no existe más para Pilar.

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Public Domain Pictures

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Según las palabras de la carta, ahora la mujer de 82 años realiza terapias ocupacionales y ayuda a las personas ancianas como ella en quehaceres cotidianos, aunque no se aficiona fácilmente, porque desaparecen muy a menudo y con demasiada facilidad. Todo aquello que le queda de la familia numerosa que posee son las fotos que tiene sobre el estante en la casa, advirtiendo que las familias se crean para tener un mañana con los hijos, hasta que estos puedan volver a pagar a los propios padres el tiempo que han transcurrido en educarlos.

Una carta muy fuerte, que no hace otra cosa que sacudir la conciencia de todos aquellos adultos que, por una razón o por otra, han abandonado a los propios padres ancianos a su triste destino de soledad.

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